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La historia de na Zarza, la hembra de buitre negro, Aegypius monachus, que llegó a Menorca el 9 de noviembre de 2016 y que contra pronóstico, sorprendentemente continúa en la Isla, es sin duda un hecho insólito. He leído con interés el trabajo publicado en el MENORCA de Isaac Pons de Rosa. Lo que dice Juan Florit respecto del futuro de este buitre es sin duda, al menos para mí, una hipótesis bien fundada. Ojalá que acierte y que con las poderosas térmicas primaverales o veraniegas, tome altura y vea la sierra de la parte norte de la isla de Mallorca. Aunque debo decir que el hecho de que decida ir hacia allí será más bien fortuito porque esta ave ignora que allí hay una pequeña colonia de sus iguales. Yo me inclino por tener la esperanza de que algún ejemplar de buitre negro de la sierra mallorquina le dé por sobrevolar Menorca y entonces se una a él. No se puede esperar que sea la etapa reproductora la que le obligue a buscar pareja ya que el buitre menorquín es muy joven y los buitres negros no se reproducen antes de los 5 - 6 años por más que hay un caso documentado de un ejemplar de Mallorca que crió a los 4 años su único pollo. Posiblemente sea la falta de comida lo que acabará obligándole a buscar otros lugares. No hay que olvidar que nos estamos refiriendo a un carroñero, en puridad un necrófago que necesita una importante cantidad de carne, razón por la que prospectando en su busca, ha sobrevolado toda la Isla. Este buitre no tendrá aprendizaje por imitación al estar solo, de manera que todo tendrá que fiarlo a la herencia de su código genético. El buitre negro, al igual que el leonado, Gyps fulvus, el alimoche (miloca) Neophron percnopterus, ejerce con frecuencia la interacción. En su contra tiene no ser tan gregario como el leonado y que tampoco está tan especializado como aquel a la hora de buscar comida. Tampoco es capaz, como el alimoche, de en tiempos de poco alimento, alimentarse de la boñiga de la vaca. Si bien tiene una extraña cualidad, de tanto en tanto come hierba, cosa nada usual en un necrófago carroñero como él.

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El buitre negro es el ave de mayor envergadura de España pero por peso le gana la avutarda, Otis tarda. Un barbón puede llegar a pesar más de 15 kilos si bien, lo más frecuente, serán 8 o 9 kilos. El buitre negro está considerado como ave inofensiva y es raro que ataque a un animal vivo por su condición necrófaga, si bien tengo prisa en decir que es un grave error de las autoridades medioambientales mantener la orden en algunos sitios de no permitir cadáveres en el campo de fauna doméstica que antes eran depositados en zonas convenientes (muladares) para que las aves rapaces pudieran alimentarse. Dejarlos sin comida es sentenciarlos a una muerte cruel como es morir de hambre, perdiéndose por completo el sentido de estar protegida por la ley y por convenios internacionales. En cualquier caso, ojalá que Zarza no se tope en mala hora con un cebo envenenado que es en España el culpable de la mayor causa de mortalidad en aves rapaces.

Un buitre negro desplazándose a vela en una térmica sobre los cielos de Menorca, tengo por seguro que es un verdadero espectáculo. En mis trashumancias fotografiando aves, he disfrutado muchas veces, como cuando detrás de una montería los he visto llegar para cebarse con los restos de un jabalí o de un venado. Según se me informó en el Instituto Nacional de Ornitología del que tengo el honor de ser miembro, se está intentado reintroducirlo en Cataluña y en los Picos de Europa, lo que será un trabajo lento ya que tardan sexualmente en estar en condiciones reproductoras y además su puesta es de un solo huevo; los nidos con dos huevos suelen pertenecer a tres buitres, un macho y dos hembras, cosa nada rara. El leonado suele criar en salientes de acantilados. El negro prefiere un viejo pino o una gran encina. Incuban entre 50 y 62 días no abandonando al pollo antes de los 88 y 130 días.