Al dimitir y provocar, en abril de 2016, la primera crisis en el Govern del Pacte, la consellera de Cultura, Esperança Camps, afirmó que «se ha roto la confianza» y acusó de «deslealtad e hipocresía» a los altos cargos de su departamento. Al mes siguiente, en mayo de 2016, Ruth Mateu -menorquina afiliada a Més per Mallorca, formación por la que hoy sigue como concejal de Andratx- encargó a Jaume Garau un estudio para valorar el impacto económico de las actividades culturales. Y tres meses después, en julio de 2016, la misma consellera adjudicó a Garau otro estudio. En este caso, sobre el público que acude a los conciertos de la Orquestra Simfònica de les Illes Balears. En ambos casos, la fórmula utilizada consistió en el contrato menor, dotado cada uno de ellos con 21.500 euros.
Esperança Camps y los contratos generosos
30/03/17 16:54
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