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El periodista y presentador Jesús Hermida, tenía la buena costumbre de despedirse con un ¡hasta luego!, si le decías ¡adiós! te rectificaba. Para él era importante volverte a ver, significa que sigues vivo. Por eso para mí nunca se fue. Lo mismo le diría a 'Miquelete' -como cariñosamente le llamaba su madre Carme Chacón, la que fuera ministra de Vivienda y de Defensa en época de José Luís Rodríguez Zapatero-. Le diría: «Tu madre te dijo un 'hasta luego'». Parece ser que Carme tenía devoción por su hijo, de hecho su último mensaje en Instagram decía «Muuuuchas ganas de Miquelete», momentos en que volvía de Miami, donde impartía clases desde que abandonó el escaño en 2013, a reencontrarse con su hijo Miquel Barroso Chacón. Se fue con 46, y a los 37 tuvo al pequeño. Como dijo Alfredo Pérez Rubalcaba «una injusticia del destino'. Y desde luego esta es una más, de las tantas que hay.

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Esta mujer tenía una cardiopatía congénita, un corazón delicado. Sensible a emociones fuertes. «Tengo 35 pulsaciones por minuto y un ventrículo obturado en un corazón que está al revés». Los médicos, de bien joven, le recomendaron vida tranquila, pero para Carme Chacón eso no iba con su personalidad. Jugadora de baloncesto, se metió a política, tuvo un hijo y un divorcio. «Vivo en plenitud con mi cardiopatía congénita». Qué valiente, más que imprudente se me ocurre decir. Quiso realizarse como madre y dar vida. Y aquí deja un tesoro valioso. La realidad es dura, pero con el tiempo Miquel entenderá todo lo que su madre fue -independientemente del color, política socialista- y todo lo que vivió, y como quiso así vivirlo. Hasta dio pecho siendo ministra de defensa, y porqué no recordarlo, la primera embarazada en ser investida ministra. Su imagen pasando revista a las tropas de la misión española en Afganistán en el séptimo mes de embarazo ha quedado grabada como una de las más icónicas de su mandato. He podido leer en algún reportaje tras su muerte, pero no recuerdo ya en qué medio, que la señora Chacón subía al piso 11 de su ministerio donde tenía su despacho y, ya oía el lloro de su pequeño, y se iba quitando la chaqueta para calmarlo con su mejor leche. No sé por cuánto tiempo puedo hacer lactancia piel con piel siendo ministra, pero el tiempo que lo hizo ¡un sobresaliente!. La pena es que salen todas estas informaciones cuando el personaje se va. Qué interesante hubiera sido entrevistarla en la maternidad. Cómo la vivió. Qué sintió. Cómo pudo hacer conciliación en un ministerio. Gracias Carme Chacón por sumar, abriendo caminos a las mujeres que queremos ser madres, trabajadoras y asumir puestos de responsabilidad.