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Halló en el dibujo y la pintura su mejor forma de expresión imbuido en un cálido ambiente familiar de creación artística. Nieto de José Roberto Torrent Prats e hijo de la también pintora Carmen Vivó Saura, desarrolló su genio e ingenio en una obra con estilo propio y vigoroso. Pepe Torrent Vivó se ha marchado sin despedirse. Ha cerrado su trayectoria vital en las tierras peruanas, a demasiada altura, donde le faltó el aliento para continuar paseando con su bicicleta, para saludar a todos con su sonrisa amable, para la conversación divertida en la terraza de Es Fabiol y para pensar nuevas ideas. Ahora la madre tierra de Ciutadella espera su cuerpo para acogerlo en su seno, después de haberlo recibido Dios, que ya le ha encargado que siga pintando desde el cielo con s'avi Pepe Torrent.

En mayo de 2015 Carmen y Pepe me pidieron que presentase la exposición «Dreams» en la galería Sant Josep, con sus últimas composiciones, lienzos en los que habían trabajado juntos. Unidos siempre por el afecto materno-filial y por el arte, que transformaron en un viaje de creación, imaginación y el descubrimiento de unas fiestas de Sant Joan de fantasía. Pepe Torrent Vivó creaba atmósferas y plasmaba sensaciones, y Carmen pintaba el color y la luz con una técnica naïf exquisita.

Evoco la rompedora interpretación del caos y el desorden en el «Jardí de Sant Joan», una obra entre el amor y el deseo que nos desvelaba los sueños y las ilusiones compartidas por los dos artistas. «El mejor viaje del sueño es crear, imaginar y sentir», explicó aquel día Pepe, que ha fallecido joven porque era uno de los mejores. Ante su muerte, que nos interpela e impacta, escuchamos a Carmen, su madre, cuando afirma que «Agradecer es compartir. El tiempo que nos ha tocado vivir y nuestra vida es el tiempo que hemos compartido con los demás. Nada sería igual si no hubiésemos vivido». Pepe Torrent vivió y compartió toda su vida.