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El temporal es temporal y tras la tempestad llega la calma. Necesitamos la homeostasis que mantiene nuestro cuerpo a temperatura constante, por lo que apreciamos el calor cuando hace frío y el frío cuando hace calor. Cada cosa a su tiempo. Pero evitemos la vanidad. Hay experiencias cíclicas que se van y vuelven periódicamente, como oscuras golondrinas. Otras, en cambio, se van para no volver. El amor une, conoce, construye y mejora. El odio separa, ignora, aleja y destruye. El amor y el odio se excluyen mutuamente. Si amas, no puedes odiar. Si odias, no consigues amar. Aquel que enseña, transmite, predica o siembra odio nos roba lo mejor que tenemos: la experiencia irremplazable del amor. Pues solo el amor nos humaniza y nos hace libres. El miedo y el rencor son las peores prisiones. ¡Cuánta gente encerrada hay en el mundo! Si no puedes salir de ti mismo, ya estás condenado. Y te pierdes lo mejor pues solo te ves en el espejo.

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Jaume Lanaspa, patrón de la Fundación La Caixa, nos dice en su entrevista en el Diari MENORCA del miércoles, que al Club de Roma le preocupan los problemas éticos y el impacto sobre la condición humana que nos planteará la biotecnología y la inteligencia artificial. Las máquinas que inventamos para facilitarnos la vida, nos controlan y deshumanizan cada día más. El futuro nos puede coger desprevenidos.

Ya verás cuando salgas de juerga con un robot y te diga que ha sido una noche inoxidable.