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Mientras no se lleve a cabo la reforma del cuartel Conde de Cifuentes, la propiedad se obliga a mantener el edificio en buen estado de conservación y seguridad, asegurando como mínimo la estanqueidad e impermeabilidad de sus cubiertas y las fachadas del mismo, así como el buen aspecto visual de las mismas». Ese es el párrafo del convenio suscrito entre el Ayuntamiento de Es Castell y la sociedad que gestiona los activos de la reestructuración bancaria (Sareb) y que, a la vista de todos, no se está cumpliendo. La denuncia del mal estado de este edificio, que preside el centro neurálgico de Es Castell, la plaza Explanada, ha sido reiterada en los últimos meses. La Concejalía de Urbanismo reconoce que no hay noticias de la sociedad ni respuesta a sus demandas para que reparen el antiguo cuartel de ingenieros. No es extraño, ya que el llamado 'banco malo' acumula pérdidas millonarias.

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Mientras tanto la fachada sigue rodeada de vallas, nos visita la primera borrasca con nombre, «Ana», no sé si explosiva pero sí peligrosa, como se ha visto en la costa sur y en algún desprendimiento en Ciutadella, y el 'Conde de Cifuentes' escala puestos en la lista de inmuebles destartalados y sumidos en el abandono, con el riesgo que eso supone. Si perteneciera a un simple ciudadano particular probablemente la sanción sería rápida, por si vuela una contraventana y cae encima de alguien. Pero en estos casos la aplicación de las normas se torna laxa. Es desde luego difícil para un ayuntamiento exigir ante tamaño monstruo surgido de la crisis de 2008, pero hay que recordar que es semipúblico, participa el Fondo de Reestructuración Bancaria que a su vez depende del Ministerio de Economía. ¿No es un principio de la administración pública cooperar en aras de resolver los problemas de los administrados? A la espera de que se cumpla algo tan fundamental, esperaremos que la próxima borrasca, «Bruno» creo que se llama, no cause ningún daño que tengamos que lamentar.