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Debo pesar como treinta kilos más que Neo, personaje interpretado por Keanu Reeves en la película «The Matrix» estrenada en 1999 y dirigida por los hermanos Wachowsky, actualmente hermanas Wachowsky después de su cambio de sexo, así con toda naturalidad. Reconforta comprobar que hay algunos temas que avanzan a pesar de los neocavernarios, salidos de Atapuerca, que pretenden regresarnos a los tiempos en que los machos arrastraban del pelo a las hembras.

A lo que iba, que me lío más que Casado hablando de corrupción, el hecho de pesar unos quintales más que el personaje de Neox no me impidió flipar con la peli y pensar en que pastillita me hubiera metido yo. Rápido recordatorio, a Neo le ofrecen dos pastillas, la azul es para que se olvide de todo y siga viviendo en el mundo de Matrix donde es todo mentira, realidad virtual, y la roja para que despierte y vaya a la realidad verdadera, donde comprobará como las máquinas lo manejan todo y la Tierra está hecha un escombrera irrespirable. Imagino que después de 20 años a nadie le importa el spoiler, aunque con tanto ofendidito por todo cualquiera sabe.

La idea no era nueva, ya andaba Calderón de la Barca con todo aquello de que la vida es sueño, y antes que él Platón y su mito de la caverna, donde solo podíamos percibir las sombras del mundo real. Y también le daba a este tema el filósofo Chuang Tzu, siglo IV a.C. y su parábola de la mariposa: «Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa, o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu». Hoy me estoy pasando con tanta referencia intelectual, que no parezca lo que no soy, toda la información es fruto de una rápida cita con el todopoderoso señor Google.

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Está la realidad aumentada, como la famosa caza de Pokemons que lo petó a nivel mundial. O páginas muy actuales como la creada por el ingeniero Uber Philip Wang, donde al parecer usa un algoritmo, que basado en el principio de las redes neuronales antagónicas, genera rostros artificiales cada vez que entramos en ella. Yo no lo he entendido muy bien, este es el nivel, pero visiten la página «ThisPersonDoesNotExist.com», es una tontería pero al mismo tiempo da mucho repelús, ¡vemos caretos muy reales de personas que no existen!, para volverse majareta.

Pero lo que realmente acojona de verdad de la buena, queridos lectores, no son la cantidad de posibilidades que nos da la tecnología para inventar realidades, ni la reflexión filosófica acerca de la vida, el temor surge de la capacidad de manipulación que tienen hoy en día los poderosos hacedores de realidades para vendernos como real lo que a ellos les dé la gana. Un solo ejemplo, probabilísticamente es más fácil que un rayo mate a un ciudadano americano, a que lo haga un atentado terrorista del mundo radical musulmán, pero eso le da igual a millones de yanquis que piden más muros, que kétchup en la hamburguesa, para sentirse seguros.

Nuestra clase política se sumerge en plena campaña electoral, aunque sé que da más pereza que leer un artículo del casposo Sánchez Dragó, debemos permanecer atentos a la jugada, porque todo es refutable, por más chorradas que vociferen los ‘señoros’ engominados a través de sus medios serviles. Estos días cogerán muchos niños en brazos, pero no se crean que les importa una mierda la infancia, es solo para la foto, el voto y el poder. No me olvidé, entre las dos pastillas que ofrecen a Neo yo me hubiera tomado... una cerveza. Feliz jueves.