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La solvencia argumental de la Fiscalía del miércoles día 13 de febrero 2019, frente a los argumentos esgrimidos por la defensa del día anterior de los doce encausado del procés que se sientan en el banquillo, fueron demoledores. Podría yo decir que echaron por tierra el argumentario de la defensa, que en mi opinión parece montada para cuando este juicio acabe ante un tribunal europeo, que es donde los encausados esperan que acabe. Por esa razón parece que la defensa intentó presentar la causa como la de unos políticos que han sido víctimas del derecho a tener ideas que sirvan de mejoras para el pueblo que en parte representan, cuando la verdad es que no se juzga a políticos por sus ideas si no por sus acciones, porque lo que realmente pretendían era anular la libertad de los que no están de acuerdo con lo que ellos pretenden.

Decía el fiscal Javier Zaragoza que «la Fiscalía se ha limitado a aplicar la ley. Hubiera sido una irresponsabilidad que la justicia penal no hubiera reaccionado». Por otra parte, conviene tener muy claro que formas de expresión repetidas mil veces pueden parecer una verdad, aunque no sea así: «La soberanía reside en el pueblo español y no se puede sustituir por la soberanía de ninguno de los pueblos que lo integran». Lo dijo el mismo día 13 de febrero el fiscal Fidel Cádena.

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Por mucho que se eche mano de la oratoria ingeniosamente interesada y durante más de un año meditada, será imposible por parte de la defensa presentar este juicio como un juicio político, cuando desde el más vulgar leguleyo al más avispado, sabe que se trata de un juicio penal, siendo lo más probable, si los acusados lo pierden que su destino sea la cárcel, algo que ya debían de saber cuándo se metieron donde se metieron, pues lo que pretendían no era una vulgar ocurrencia de políticos ociosos que para aliviar con el tedio que les invadía, se dijeron un día: pues mira tú, vamos a instaurar en Catalunya la república, así sin más, como si eso fuera coser y cantar, sin pararse ni siquiera a reflexionar que más de la mitad de la población catalana no estaba de acuerdo con el cambio político que proponían, ni siquiera cuando centenares y centenares de empresas se fueron de allí, se dieron por enterados que habían herrado el camino que conducía al separatismo en forma de república. Quizá todo radica en que en el separatismo catalán no estaban las cabezas adecuadas, pues una cosa así fuerza es que vaya precedida de unos estudios muy en profundidad, lo contrario suele acabar mal, y eso debían ya de haberlo aprendido los líderes independentistas que ahora están en el banquillo, mientras que otros, están por Europa sin dar muestras de ninguna solidaridad que les haga volver a Catalunya defendiendo sus convicciones junto a sus compañeros de aventura secesionistas. Por el contrario, lo primero que hicieron cuando cayeron en la cuenta que aquello pintaba mal, fue más deprisa que corriendo irse a refugiar en un país europeo, donde no condenasen su secesionismo.

Junqueras, Forcadell, Sánchez, Cuixart, Forn, Turull, Rull, Romeva y Bassa, llevan más de un año en la cárcel a cuenta del procés. Por cierto, al día siguiente, les tocó el turno a Junqueras y a Forn; lo de Junqueras fue un discurso imposible de creer. El hombre quiera tanto a España que no hace caso de sus leyes, cinco veces se le advirtió que no se podía hacer un referéndum ilegal, y respecto a su empecinamiento dice: «Asumí que podía ir a la cárcel». Hombre don Oriol, sí usted ya asumía que lo que hacía le podía costar la cárcel ¿a qué va usted y lo hace? Pues que esperaba ¿qué le saliera gratis? Creo que se equivoca considerándose un preso político, pues una cosa es el deseo y otra la realidad, y la realidad, tiene que estar de acuerdo con la obligación. No se puede ejercer la política al margen de la ley, más bien los políticos están obligados a todo lo contrario y ustedes llevaron el separatismo como si las leyes no significasen nada para ustedes. Además fíjese lo que usted mismo dice «cualquier objetivo noble puede resultar inmoral si los mecanismos para conseguirlos son indecentes». En este punto tiene usted toda la razón; en cuanto a su mensaje de amor para España justo el día de los enamorados, creo que debería de hacérselo mirar, no vaya a estar usted atacado por el síndrome de Estocolmo.