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Parece que las opciones se van reduciendo. Cada vez quedan menos alternativas. O nos ponemos más firmes que Vasily Kamotsky, un granjero siberiano de 28 años que ha ganado el primer concurso mundial de bofetadas en la ciudad de Krasnoyarsk, o ya podemos emigrar porque esto se acaba. Según nos cuenta este mismo periódico el millonario doctor Víctor Madera no se conforma con tener el 1 por ciento del territorio de Menorca para él solito, sino que ahora amplia sus propiedades comprando también la finca de Son Vivó. Qué ansia viva por acumular propiedades, seguro que no es para hacer negocio y jugar con la Isla como si se tratara de un Monopoly, sino por amor, ¿verdad?

Está claro, ya podemos ir haciendo las maletas queridos lectores. Metamos en ellas las sobrasadas, las carnixuas, litros de gin y pomada, gin amb llimonada para que nadie se enfade que estamos todos con la piel muy fina. Metamos también las avarques, las de verdad no las que copian los chinos, no nos dejemos a los caballos ni los trajes de caixers, las fiesta nos la llevamos sí o sí, que nos lo pueden quitar todo menos la alegría. Nos llevaremos también las cuatro vacas que nos quedan, todos los quesos que nos entren, las antenas de Monte Toro, para no quedarnos sin cobertura, el molino de Sant Lluís, que le tengo mucho cariño, la catedral de Ciutadella que como casa de dios, es casa de todos, el puerto de Maó para dejar las barquitas y darnos algún paseo, pero les dejamos la central de la GESA, que se la respiren ellos. Y poco más, porque el resto ya será del doctor dinero, o de alguno de su club.

Y con todo eso nos vamos para Teruel donde seguro nos acogerán con los brazos abiertos. Esa España vaciada no tendrá ningún problema en acoger a cerca de 90.000 menorquines en peregrinación que buscan un sitio tranquilo donde vivir. En poco tiempo, como buenos hermanos, podremos llegar a llamarnos «Menorcaruel» o «Teruelnorca», y petarlo con una fusión gastronómica donde ofrezcamos nuestro mejor «oliaigua amb figues» y ellos nos den a probar unas deliciosas migas turolenses. Salvados amigos, estaremos salvados.

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Les dejamos la Isla a los amantes de los billetes para que puedan desdoblar la carretera a gusto, y hacer un AVE de Maó a Ciutadella. Pero que no se corten, que construyan un hotel de 30 pisos en cada playa virgen. Y que vayan a un más allá, una central nuclear en Fornells para que la turbinas se refrigeren con el agua de la bahía. Vamos a tope, una circunvalación de asfalto comiendo lámina del mar, para ir más rápido a todas partes y que enmoqueten la playa no sea que los turistas se llenen los pies de arena. ¡Que no pare la fiesta!, 200 campos de golf que hay agua para todos, cinco parques de atracciones tan rentables como Tierra Mítica, una línea de metro con parada en cada pueblo, y que rodeen toda la costa con preciosas plataformas petrolíferas después de acabar con la fauna marina con un fracking intensivo. Y como guinda un par de aeropuertos más, verás como mejora el tráfico aéreo. Les va a quedar niquelada la Isla al grupito de supuestos modernos.

No sé, tal vez ese es el futuro que nos espera, o tal vez es que lo veo todo borroso como buen miope con cataratas que soy, y lo que pasará es que unos señores muy ricos comprarán la isla enterita para protegerla, amarla y compartirla. A ver si me ponen mi lente intraocular y se me aclaran las ideas, que estoy más espeso que los contrincantes de Vasily Kamotsky después de recibir sus bofetadas. Feliz jueves.

conderechoareplicamenorca@gmail.com