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El Instituto de Vigilancia de la Tierra –Earthwatch Institute— concluyó en el último debate de la Real Sociedad Geográfica de Londres que las abejas son los seres vivos más importantes de la tierra. Pero al parecer están en peligro de extinción, de hecho ha desaparecido un noventa por ciento de la población de abejas en el mundo a causa de la desforestación masiva, la falta de lugares seguros para anidar, la falta de flores, el uso indiscriminado de pesticidas o los cambios a que está sometido el suelo. Según estudios realizados, las abejas son los únicos seres vivos que no son portadores de ningún tipo de patógenos. Por otro lado, la agricultura depende en un setenta por ciento de las abejas, que intervienen favorablemente en los alimentos que tomamos. Además, la polinización de las plantas llevada a cabo por las abejas permite que se reproduzcan, de modo que sin ellas pronto desaparecerían. La miel que producen las abejas nos sirve de alimento y beneficia nuestra salud y nuestra piel. Las abejas producen además otros alimentos saludables como los propóleos o la jalea real. Las abejas son tan importantes que el refranero afirma: «Abejitas santas sois, que hacéis miel para el hombre y cera para Dios». Según Albert Einstein, si las abejas desaparecieran la humanidad solo sobreviviría cuatro años más. Se afirma también que las ondas producidas por la telefonía móvil desorientan a las abejas y ponen su vida en peligro, aunque el daño más importante lo produce la fumigación de los campos.

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A veces, sobre todo si uno vive cerca del campo, alguna que otra abeja desconcertada se presenta a comer. Sobrevuela los platos sucios, sin duda en busca de sustancias dulces, y a lo mejor se ahoga en una copa de vino, como si de una mosca impertinente se tratara. La gente suele temerles, porque si se sienten importunadas clavan su aguijón donde se tercie y descargan un veneno llamado apitoxina, sumamente molesto, al que algunas personas son alérgicas, de modo que tienen que inyectarse algún tipo de antihistamínico. Pero echando otra vez mano del refranero leemos que «solo picará la abeja a quien torpe la maneja». También encontramos un refrán que ya advierte de los peligros de los pesticidas: «Insecticidas al naranjal, mortandad al colmenar». En catalán existe un dicho que hace referencia a la corrupción, que por lo visto es un mal ancestral, y asegura que «Qui mel maneja, les mans se n’unta». En castellano: «Quien anda entre miel, algo se le pega».