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¡Ay! que largo se me está haciendo este año, es que no pasa nunca, se está haciendo más plomizo que la entrevista de Bertín a Paquirrín, dos grandes referentes sociales. En otros tiempos pasabas Navidad, te metías en San Antoni, sin darte cuenta Carnaval, llegaba veloz la Semana Santa, ya teníamos encima las fiestas de San Joan y el verano, tocaban fiestas de Maó, el puente del Pilar, se echaba encima Halloween, en nada caían el puente de la Constitución y la Inmaculada y otra vez a comer uvas y a soltar chorradas sobre el vestido de la Pedroche, eso era vida.

Pero ahora el tiempo no es que esté parado, sino que parece que le están dando cuerda al reloj hacia atrás. Viendo como algunos, votados por muchos, vociferan soflamas sacadas de épocas cavernícolas, a uno le da la sensación de que el calendario no avanza, que estamos en una especie de edad del hielo donde nada cambia a mejor. Es increíble pero ya hemos asumido, queridos lectores, que el «no cambio» es lo mejor que nos puede pasar.

¿Se acuerda cuando no hace mucho ‘mileurista’ era una etiqueta para hablar de precariedad? Pues en menos que escupe un insulto el señor Jiménez Losantos ganar mil euros al mes es un sueldazo, y no por lo que cunde, que es muy poco, sino porque en lugar de aumentarse, lo que han hecho es recortar jornales hasta que ha surgido de nuevo una categoría que parecía olvidada, la del currito pobre. No es tanto que no tengas curro, que es muy jodido, es que trabajas y no llegas a fin de mes ni comiendo macarrones todos los días.

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Esa es su mierda de idea de progreso, pero para los demás, claro está, porque todos los responsables de esta situación se han forrado con más ansia y más obscenidad que nunca. «Levantad el país cabrones, y con esto quiero decir que dobléis el espinazo para que yo mantenga mi pornográfico tren de vida, pero si os lo suelto así igual no cuela, por lo tanto os digo que lo hagáis por la patria». Y nos ponemos a currar más que Bóxer, el caballo de «Rebelión en la Granja» de Orwell, estos tipos mienten mejor que los cerdos del libro. Y mira que el escritor británico ideó la historia para criticar el régimen de Stalin, pero entre regímenes totalitarios y falsas democracias se entienden perfectamente.

¿Se acuerdan cuando parecía un insulto hablar de pisos de 30 metros cuadrados, porque se consideraban que eran un zulo indigno? Que tiempos tan felices aquellos, porque ahora es imposible conseguir una vivienda digna (visiten la cuenta de Twitter @elzulista, van a flipar). No hace falta irse muy lejos de Menorca, donde ya está pasando, basta echar un vistazo a nuestros vecinos de Eivissa, para comprobar que conseguir un techo para una familia es más difícil que encontrarle un sentido a la última película de Star Wars –la Fuerza ya no nos acompaña–.

No quiero ni mirar el calendario, porque los días pasan espesos como un puré de patatas. Pensar que lo mejor que puede ocurrir es que maquillen ligeramente la situación tan lamentable a la que nos han llevado, y que por ese ligero barniz los hay que escupen odio como si fueran niños pijos malcriados a los que les han quitado la pelota en el patio de un colegio, es descorazonador. Sin embargo, no quiero cerrar el artículo cayendo en el fatalismo, prefiero quedarme en el nihilismo del filósofo Cioran: «Cuanto más leo a los pesimistas, más amo la vida». Con eso, cerveza y amigos, más que suficiente para ir tirando. Feliz segundo jueves del año.