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¿Como están queridos lectores? Espero que llevándolo lo mejor posible. No es fácil, no es nada fácil, pero no hay más opción que apretar los dientes y resistir. La semana pasada les pedí colaboración cediendo parte de este artículo para sus opiniones. Han llegado varias que ponen a parir al Gobierno por su gestión. Otros ponen a parir a la oposición por buscar rédito político con las muertes. Y unos cuantos ponen a parir a todo el mundo sin distinción. Agradezco las propuestas, pero creo que ese momento ya llegará, y como las redes están tan llenas de odio he optado por elegir las que aportan una brizna de aire fresco que ayude a pasar el trago.

Unos cincuentones descerebrados han elaborado una lista de lo que podríamos llamar «Nuevos especímenes surgidos en tiempos de pandemia». Paso a relatarles unos cuantos, espero que la tontada les entretenga.

Tenemos al «justiciero de balcón». Aquel que se dedica a insultar a todo el que va por la calle sin distinguir si es un jeta que se ha saltado la cuarentena, o un padre con su hijo con autismo, o alguien que lleva medicinas y comida a unos ancianos. En lugar de dejar que la policía haga su trabajo se cosen una placa en el pecho y se sienten los sheriff de su calle. En tiempos sin pandemia debían ser los que más daban el coñazo al vecindario.

Después vendría el famoso «Capitán A Posteriori». El que ya lo veía venir, aunque unos días antes estuviera en un partido de futbol, un after, o una reunión de jóvenes monárquicos –si es que queda alguno-.Que no falte el ‘tertulivirólogo’. Estos personajillos ya estaban antes de la pandemia inundando con sus mierdas los platós de televisión. Pero oye chico, ni ahora se callan, lo saben todo de todo y el resto de la humanidad es idiota. Son divulgadores de bulos de los que es mejor prescindir cuanto antes.

Y ganando posiciones aparece el ‘runner de pasillo’. El que lleva años comiendo Doritos apoltronado en el sofá mientras devora series y ahora se ha puesto una cinta en el pelo para seguir todos los tutoriales de deporte que hay en la red. Este se lesiona seguro y no ayuda nada ir ahora al hospital por un esguince.

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No se queda atrás el ‘presi de comunidad de vecinos que se muta en miembro de la Gestapo’. Controla a sus vecinos y cronometra cuánto tiempo pasea al perro el del segundo B, o cuántas veces gozan del sexo los del cuarto A. Son una muestra de que el poder corrompe, y la gilipollez humana no tiene límites.

Va ganando fuerza el ‘juntaingredientes’, aquel que no ha frito un huevo en su puñetera vida y ahora se empeña en enseñarnos por YouTube tutoriales de cómo hacer galletas untadas en Nocilla. Es bastante patético, una mezcla entre youtuber cincuentón (yo estoy en el medio siglo, que no se ofendan mis coetáneos) y Chicote en esa basura de «Pesadilla en la cocina».

Siempre presente el ‘cospiranóico apocalíptico’. Se deja los dedos reenviando teorías oscuras y extrañas que pululan por internet y que acaban explicando que el coronavirus es iluminati y que los delfines dominarán el mundo. Afirma que solo los listos y elegidos como él entienden de verdad lo que está pasando.

Antonio Tudurí me ha enviado la solución al enigma de los calcetines desaparecidos, pero dejaremos la intriga abierta hasta que alguien nos explique por qué nunca coinciden el número de tapas con el número de tuppers. Gracias a Raúl, Toñin, Gonzalo, Paco, Pitu y Américo, esos cincuentones muy bobos sin los cuales la vida será más aburrida, ¿o no? Feliz jueves de resistencia.

conderechoareplicamenorca@gmail.com