TW

¿Cómo están queridos lectores? Espero que no se hayan lesionado nadie haciendo deporte. Después de 50 días encerrados el ansia viva nos puede y cuesta mucho regular los ritmos. Si por el contrario eres más de los de levantamiento de vidrio en barra fija ve tonificando un poco los brazos, no sea que de tanto alzar birras para brindar nos provoquemos un codo de tenista la mar de molesto. Estamos casi todos en peor forma física que Russel Crowe, que desde que hizo la peli «Gladiator» parece que se ha comido todas las tartas Pavlovas típicas de su Nueva Zelanda. Bien por él, seguro que debía estar más que harto de los batidos de proteínas que le metieron para mazarse en la peli de romanos que le lanzó a la fama.

Si todo va como toca (pongo esta ambigua expresión porque no sé muy bien qué es lo que toca y que no) parece que a partir del lunes podremos reunirnos en grupos de máximo diez personas. Habrá gente que diez les parecerá poco, sobre todo si consideran sus contactos de Facebook como amigos, y a otros en cambio diez les parece un número demasiado grande. Ya saben, nunca llueven virus en pandemia a gusto de todos. Sea como fuere disfruten a tope de esos encuentros. Quitando a los ermitaños solitarios, y a algún que otro huraño profesional, socializar con las personas a las que amamos es la mejor medicina contra todo.

Sé que el final del párrafo anterior suena ñoño nivel almíbar, pero si Frederick Nietzsche, el hombre que se atrevió a matar a Dios, dijo aquello de que: «En el amor siempre hay algo de locura, más en la locura siempre hay algo de razón», nosotros podemos permitirnos un puntazo de locura ñoña en una situación que de cuerda no tiene nada. De hecho antes de la pandemia no estábamos muy finos que se diga, recordemos que las enfermedades mentales iban viento en popa y el consumo de ansiolíticos andaba mas disparado que el ego de Pablo Motos, así que es normal que cada cual se agarre a lo que buenamente pueda para no naufragar del todo. Respeto señoras y señores es lo que hace falta, porque a partir de ahí todo fluirá como un buen rap de Tote King.

Lo que no me parece ni medio ‘neonormal’ es que los buitres del poder se hayan vuelto completamente locos y se hayan olvidado del concepto «respeto». Les importe una mierda la vida, o la muerte, de la gente con tal de alcanzar el timón del barco para seguir haciendo negocios. No les ha bastado con comprobar que no era buena idea privatizar las residencias de nuestros mayores para que unos pocos nadaran en billetes mientras la atención a nuestros yayos era una mierda, sino que ahora vuelven a la carga para alcanzar el poder por encima de los cadáveres que hagan falta. Joder, añoro lo de creer en otra vida donde se haga justicia, porque sé que la mayoría de ellos morirán de viejos entre sábanas de seda y con honores de Estado.

Es lo que hay, así que respiremos muy hondo e intentemos bajar pulsaciones, no nos pase como en Wuhan, que después del llamado desconfinamiento se han disparado los casos de divorcio porque las parejas no se aguantaban más. Y es una convivencia tan intensa puede limar la paciencia de cualquiera. Mi familia se merece una medalla, porque soportarme tanto tiempo por casa no es nada fácil, hay días que no me aguanto ni yo. A ver si amplían las horas de patio y nos vemos por las calles, que ya les digo que me costará mucho porque con mi súper miopía genética y mi catarata galopante yo a dos metros no veo un carajo. Feliz jueves de resistencia.

conderechoareplicamenorca@gmail.com