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No te sabría decir muy bien los motivos, pero lo cierto es que un montón de valores que antes eran innegociables ahora se han derretido como una tableta de chocolate al sol. Quiero decir que nos importa mucho menos, o directamente nada, si los cumplimos o no. El primero, sin duda, es el de mentir.

Alguna vez te lo he comentado por aquí, amigo lector, vivimos rodeados de mentiras. Existe un número importante de gente que vive más cómodo en la mentira que en la verdad. Independientemente del grado que sea la mentira. Son los que dedican más esfuerzos a camuflar la mentira, decorarla para que el entuerto se entorte más, en lugar de asumir la verdad y revelarla.

Uno de los problemas que conlleva esta situación es que nos puede llevar a pensar que no es lo mismo mentir que esforzarse en no decir la verdad. Y uno de los escenarios donde más nos perjudica este ‘desliz’ es en la vida política. Cuando uno, o una, de nuestros representantes niega haber mentido cuando se demuestra que no ha dicho la verdad, se está riendo de nosotros.

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Y este ‘desliz’ está ganando cada vez más valor y más aceptación. Ha comprobado el estamento político que mentir está mucho peor visto que el hecho de no decir la verdad y a ello se aferra. Uno de los últimos ejemplos es el número de muertos por culpa de la covid-19. Una cifra es tan fácil de manipular, hacia un lado y hacia otro, que al final nos queda la sensación de que ninguna de las partes miente, ni tampoco dice la verdad.

Esta ambigüedad, a la mayoría, les viene bien porque lo aceptan en silencio y por resignación. Comentaba la semana pasada que nadie más que nosotros nos va a sacar de todo este embrollo, y como en ello estamos, no solemos prestar la suficiente atención a un escenario político nacional que cada vez nos importa menos. Y esta resignación les da alas para hacer lo que les dé la gana.

Sí, es lo mismo una mentira y una versión destinada a esconder la verdad. Pueden tener matices que la endulcen más o menos, pero no deja de ser una milonga con el objetivo de tomarnos el pelo. Y más en estos días en los que, como te decía, tenemos preocupaciones más próximas e importantes, que estar pendientes de la tontería de turno que sale en el telediario. Sea una verdadera mentira o una mentira verdadera.