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27-XI-20 Viernes

Trato de racionalizar el fenómeno que se está viviendo estos días en Argentina a raíz de la muerte de Diego Maradona, pero es tan singular, tanargentino’, que me doy cuenta de que necesito ayuda; indago en mi biblioteca particular y encuentro lo que buscaba: un libro que precisamente compré allá hace diez años en la maravillosa librería del Ateneo Grand Esplendid de la calle Santa Fe de Buenos Aires. Lo firma el periodista Juan José Sebreli y se titula «Comediantes y mártires. Ensayo contra los mitos», refiriéndose a los cuatro grandes mitos argentinos, Evita, Carlos Gardel, el Che Guevara y Diego Armando Maradona, y su imprescindible revisión me ocupa en una desangelada tarde de viernes. Destaco algunos de mis propios subrayados de entonces:

«Las teorías científicas son universales; los mitos, en cambio, dependen de una comunidad de creyentes, ajenos a la racionalidad…»

«Los ídolos reivindican su pasado de pobreza a condición de haberlo abandonado. Por eso su ostentación de riqueza no desagrada a sus adoradores…».

De ahí el infantil izquierdismo de Diego Maradona, ‘compatible’ con su apoyo al dictador Videla o al demagogo iraní Ahmadineyad, en un alarde camaleónico tan propio de él; no menos curiosa fue la demagogia populista-izquierdista de Evita Perón («Maradona es Evita Perón con botas de fútbol» acaba de decir John Carlin) y, más siniestra, la pulsión estaliniana del Che, tras su etapa romántico-heroica de guerrillero, todo ello un indigerible mejunje populachero que estos días ha llegado a su máxima expresión con el espectáculo de la Casa Rosada, epifenómeno de lo que ha sido la vida exagerada de Diego Maradona, titular incluso de una Iglesia maradoniana, comunidad virtual con adeptos en diferentes países (España, incluida) y que tiene su propio calendario santoral…

No consigo separar al futbolista genial del hombre calamitoso que fue. Y, por tanto, sigo sin entender tanta admiración, tamaña catarsis colectiva, y mucho menos que se pase de puntillas sobre su faceta de maltratador confeso y procreador de hijos no reconocidos. Ahora bien, eso sí, jugaba al fútbol como los ángeles… Aunque no mejor que Messi, todo un buen chaval.

29-XI-20 Domingo

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Tonificante artículo de Joan J. Quetglas hoy en «Es Diari» (¡cuántas aventuras periodísticas compartidas!), todo un alegato contra el rencor a pesar de su comprensible desconsuelo al ir desentrañando las claves del fusilamiento de su padre acaecido contra las tapias del cementerio de Es Castell en el aciago noviembre de 1936. A pesar de tener que tragar recientes agravios de una mal entendida memoria histórica, Joan no pierde la compostura ni se deja llevar por el resentimiento ni por un revanchismo del que ha sido víctima inocente. Todo un ejemplo en tiempos de trincheras ideológicas y rencores africanos…

Y dejo un rato el dietario para leer algunos testimonios sobre la experiencia pandémica, recogidos en el interesante libro de Joan, «El día después», que, más allá de diversas opiniones sobre la pandemia, me permite conocer mejor a muchos paisanos con los que rara vez intercambias algo más que un protocolario uep aquí!

Uno, de vuitantí, si llega, le gustaría ser como JJQ…

01-XII-20 Martes

Veo el último capítulo de la temporada del «Real Time» de Bill Maher de la plataforma HBO al que ya me he referido aquí en alguna ocasión, un programa de humor y debate político que no esconde su tendencia, manifiestamente demócrata y antitrumpiana, sin perder por ello un ápice de calidad y rigor en sus contertulios, entre los que no falta de tanto en tanto algún partidario de Donald Trump bien dotado intelectualmente y que entra en burbujeante batalla dialéctica con el conductor del programa Bill Maher. En el último programa de la temporada (vuelve el 15 de enero) recuerda en ágil flashback las muchas veces que desde el principio de la era Trump se preguntó, incrédulo ante las cámaras, si el magnate abandonaría pacíficamente el poder. «No estoy nada seguro de que se vaya de buen grado, si es que llega a irse», afirmaba una y otra vez ante la audiencia… Bueno, pues no iba tan desencaminado. ¿Y si le enviamos a Mr.Trump una pareja de nuestra acreditada Guardia Civil?

03-XII-20 Jueves

Y si quienes concitan hoy día admiración universal son un payaso de pelo naranja a quien votan setenta millones de personas o un ex jugador de fútbol cocainómano y maltratador, pienso mientras correteo por el jardín, es que hemos perdido la virtud de la mirada, esa que nos proporcionaba un sentimiento de alegría y a la vez de emulación ante la constatación de alguna excelencia moral ajena, como la de la doctora Pilar Galán, la competente y empática hematóloga que nos deja para desazón de sus amigos y, sobre todo de sus pacientes, uno de las cuales, Mónica Carreras, le deseaba ayer en una deliciosa carta en «Es Diari», un rápido congelamiento en su nuevo destino para que se plantee volver a la isla…