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Ruido puede ser, entre otras cosas, cualquier interferencia que afecta a un proceso de comunicación. En una de sus acepciones «comunicación» es «transmisión de señales mediante un código común al emisor y receptor» Cuando las discotecas abrían regularmente no había forma humana de hablar, ni siquiera a grito pelado. Teníamos que recurrir al lenguaje de gestos, sonrisas, aspavientos y si nos dejaban, besos y abrazos. Solía haber una música estruendosa que había quienes decían que no era música, sino ruido ensordecedor. Pero hay otras cosas que entorpecen la comunicación. Dios ya lo sabía, y cuando los hombres intentaron hacer una torre que llegara hasta el cielo, la Torre de Babel, les castigó con la confusión de lenguas. De pronto uno pedía una espuerta de arena y le subían un cubo de agua. Pedía un poco de barro y le pasaban un balde de cal. Por eso la obra no pudo terminarse, y los hombres no alcanzaron el cielo, al menos con su torre. Si hubieran tenido móviles, y traductores automáticos, a lo mejor se habrían salvado. Pero no habrían llegado al cielo, al menos al cielo de los justos, porque se gana de otra manera. Una vez conocí a un político que hablaba «en pla» a sus «homólogos» ingleses que le decían aquello tan sabido de how do you do? y él respondía quin temps fa per allà dalt? Claro que así tampoco había comunicación posible y los ingleses se alejaban confundidos.

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Lo malo es que hoy en día también existe una jerga de los móviles que uno tiene que entender y hasta celebrar cuando los usuarios empiezan a usar iconos. Yo sé que gr6 significa gracis, sé también que q significa que, y sé otras cosas por el estilo. Hasta comprendo que la gente de mi generación no recibió instrucción en catalán, una lengua que algunos llaman mallorquín, otros menorquín, mahonés o ciudadelano, que es la lengua que usan todos los días para comunicarse. Pues bien, a la hora de enviar mensajes por What’s up? (lo que llaman wasap) siguen usando la lengua cotidiana, pero a menudo de manera ininteligible. Algo muy común es confundir la j con la h. Es tan común que cuando uno no sabe qué decir escribe ¡ja, ja, ja!, que se traduciría como ¡ya, ya, ya!, porque la risa nuestra de cada día se escribe ha, ha, ha! Otra característica común es confundir la x con la j o tj, de modo que la gente puede escribir, fins ara estic pijant butons, que se traduciría por llevo un buen rato meando botones, o escribir amb açò quedarem pitxo, por con esto vamos a quedar peor.