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La triple crisis abierta por la pandemia -sanitaria, social y económica-, en la que aún estamos transitando, está cambiando nuestro oficio.

Ha consolidado la necesidad del periodismo, propicia el regreso a su esencia como servicio público y la llegada de un lenguaje diferente a la hora de narrar la información, en lógica respuesta al cambio tecnológico y de escenario vivido. Estas son algunas de las conclusiones de la jornada "Los medios de comunicación ante la crisis de la covid-19", celebrada ayer por iniciativa de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE).

La pandemia ha acelerado la reinvención del periodismo, que se transforma para volver a las raíces de su primer objetivo y sentido como profesión: dar respuestas, explicar, informar. Y este cambio de actitud ha llegado para quedarse. "Decisiones que hubieran llevado años se adoptan en unos días", apuntó Carlos Franganillo, presentador del Telediario 2 de TVE. Porque las redacciones vacías conllevan menos posibilidades de intercambiar opiniones, pero el uso de las nuevas tecnologías permite llegar a muchas partes que antes eran inaccesibles.

Y se ha instalado el teletrabajo, que dificulta el funcionamiento del "cerebro colectivo de la redacción", motor de toda empresa periodística, donde se produce el intercambio y el necesario contraste de ideas.

Al mismo tiempo, muchas administraciones marcan distancias y se blindan. Prácticas peligrosas que debemos evitar, como la mera repetición de productos de marketing redactados desde los cada vez más numerosos gabinetes de prensa de las instituciones.

Como las ruedas de prensa telemáticas, muchas veces sin opción para repreguntar, lo que debemos combatir.

Frente a las fake news, que confunden y engañan, regresamos al ejercicio periodístico riguroso y de calidad, lo que exige contrastar cada dato. En definitiva, informaciones profesionales y opiniones independientes.