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Jaume Vidal Alcover, sobrino del poeta Joan Alcover, nació en Manacor, en 1923, bajo el signo de Géminis. Durante la postguerra realizó el servicio militar en Menorca. Publicó nueve novelas, doce libros de narrativa breve, trece libros de poemas, doce obras de teatro, doce libros de ensayo, obtuvo nueve premios literarios y fue ampliamente reconocido como escritor. Se casó con Maria Aurèlia Capmany, con quien protagonizó una intensa actividad cultural. Se doctoró en Filología Catalana bajo la dirección de Antoni Comas, catedrático de Lengua y Literatura Catalana de la Universidad de Barcelona, y fue profesor de literatura catalana en la Facultad de Filosofía y letras de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona. Le fue concedida la Creu de Sant Jordi por su trayectoria literaria y murió en enero de 1991.

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Evocar la figura dee Jaume Vidal Alcover me resulta agradable. Veo una sonrisa en sus labios, expresión de su carácter afable; el pelo cano, la frente ancha, el traje oscuro, la camisa blanca, la corbata… Todo un señor, diría la primera patrona que tuve como estudiante en Barcelona (patrona: «ama de la casa donde se alojan estudiantes, soldados, etc.», según el diccionario) --Patrona que cuando yo me ponía un traje me decía que parecía un médico. Al fin y al cabo, de casta le viene al galgo, y el tío de Jaume Vidal,    Joan Alcover, fue un gran poeta. Cuando le conocí tenía yo 22 años y él 48, pero no aparentaba su edad, parecía más joven. Quedé muy sorprendido cuando me dijo que sus alumnos de la facultad de letras de Tarragona leían los «Contes menorquins», mi primera obra. Le oí decir más de una vez que los escritores de hoy eran comerciantes, que sólo se preocupaban por las ventas de sus libros, cuando lo que debían hacer era escribir lo mejor posible, por encima de cualquier cálculo económico. Amor al arte, creo que se llama. En una ocasión le oí decir también que la literatura originaba escasos beneficios, pero que a veces se producían fenómenos incomprensibles y una obra caía en gracia. «¿Qué tiene «La soledad del corredor de fondo», de Allan Sillitoe, que no tengan otros libros?» dijo. «Y sin embargo…». Jaume Vidal Alcover era jurado del premio Víctor Català cuando yo lo obtuve en diciembre de 1983. Él mismo lo había ganado en 1968 por «Les quatre llunes». Posteriormente vino a Ciutadella a presentar una de mis novelas, «La vall d’Adam». Se alojó en el Hostal Ciutadella, donde antes estuvo la fonda de mi abuela Maria Mercadal.