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El movimiento de la Justicia Social, más conocido como woke (despierto) defiende causas justas con las que la mayor parte de la población está de acuerdo: feminismo, antirracismo, ecologismo, derechos Lgtbi. El problema es que aborda estas cuestiones desde el extremismo y además quiere apropiarse de ellas en exclusiva (recuerden, por ejemplo, a la hoy vetada Irene Montero diciendo que los derechos de las mujeres no se negocian con el PP). Con este proceder, en lugar de beneficiar las causas que defiende, las perjudica disparatándolas y haciéndolas antipáticas.

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No hay que caer en el desprecio de las causas justas, pero sí conviene tomar distancia de los desatinos de sus defensores más fanatizados y una de las mejores herramientas para ello es el humor. El periodista Juan Soto Ibarz se ocupa de ello en un boletín de noticias llamado Trinchera Cultural en el que reúne con ironía algunas de las mejores perlas de la semana. Normalmente son barbaridades que nos vienen de los canceladores de EEUU o de sus discípulos izquierdistas del entorno de Podemos, pero de vez en cuando también aparecen barbaridades del Voxismo y sus adláteres que tampoco andan mancos cuando de soltar burradas se trata. Como ese prócer valenciano que sostiene que la violencia machista no existe sin que se le caiga la cara de vergüenza o ese flamante presidente de nuestro Parlament que busca colocarse en los primeros puestos de la reñida competición global de a veure qui la diu més grossa.

En estos tiempos en que tanto se habla de los peligros de la inteligencia artificial, me sumo a aquellos que dicen que es mucho más temible la estupidez, especialmente la humana.