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¿Cómo están queridos lectores? Dejen que lo adivine con mis artes telepáticas y esotéricas al estilo de grandes intelectos como Rappel, Paco Porras o Sandro Rey… echo las cartas del Tarot y me sale el ahorcado, lo que significa que ahora mismo están todos ustedes sudando mientras miran a su ventilador de techo y se prometen a sí mismos que la próxima vez comerán menos paella, con dos platos es más que suficiente, beberán menos sangría y dejarán media sandia, de las de cuatro kilos, para el día siguiente.

Veo además que por la noche tienen barbacoa en casa de un cuñado y todas las promesas que se han hecho se evaporarán como las de un político en campaña, así que a las tres de mañana se levantarán para tomarse un Almax y mientras secan el sudor de su frente y    el de sus michelines se preguntarán: «¿qué estoy haciendo con mi vida? Mañana sin falta me pongo a hacer ejercicio». Y veo que al día siguiente se tomarán litros de café en vena para aguantar, y después «no les dará la vida» para hacer todo lo que tienen que hacer y se premiarán con una tortillita de patatas de dos docenas de huevos y un botellita de vino rosado para cenar, porque hasta que el Titán griego Helios no nos dé un respiro lo del ejercicio puede esperar. Y ya no veo nada más porque las gotas de sudor me están empañando las gafas, soy un adivino miope de mierda.

Fijo que fallo en mis predicciones de una manera estrepitosa. Ejemplo de lo dicho, yo veía imposible que los nazis volvieran a tomar el poder después del Holocausto y esas cosillas que hacen los nazis y ya ves tú, están entrando por la puerta grande, como su adorado Adolf, con los votos de millones de personas. También predije que lo de la covid sería como un constipado y    me cubrí de gloria, aquí me quedaba el camino de hacer un Miguel Bosé y soltar gilipolleces negacionistas, pero de ahí a la Tierra plana hay un salto muy pequeño, y de ahí a pensar que dios creo el mundo y mis antepasados son Adán y Eva otro minúsculo, y así hasta caer en una espiral de idiotismo demasiado fuerte hasta para mí.

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Es obvio que como vidente no tengo ningún futuro así que me dedico a buscar noticias que nos traigan un hilo de esperanza, aunque sea chiquitín y en esa búsqueda me encontré con la siguiente: «La calidad del semen sigue bajando. Hay menos concentración de espermatozoides, y los pocos que hay han pedido movilidad y vitalidad». Chúpate esa Nostradamus, este fin del mundo no lo viste venir. Mucho apocalipsis cinematográfico pero la extinción vendrá porque nuestro semen es una mierda y no habrá más embarazos. Paradójico cuento menos, que en unos tiempos donde ha vuelto la testosterona más machista y casposa, esos machos alfa de pulserita con bandera en la muñeca y cuenta corriente en Suiza se están quedando sin semen para reproducir su especie. Que alguien me pellizque, no puede ser verdad tanta felicidad. Claro que sí, que los explotados también se extinguirán, pero seguro que les importa menos que a los explotadores, digamos que criar hijos para perpetuar la explotación no motiva tanto ¿verdad?

Así que ya ven, a relajarse todo el mundo, no hace falta ninguna revolución para que todo se vaya al carajo. Si Helios no nos derrite antes, a pesar de lo que digan los «negas» del cambio climático, la Humanidad desaparecerá por falta de descendencia. Si somos expertos en extinguirlo todo, desde la foca monje hasta el bar con tapa gratis, no íbamos a hacer una excepción con los espermatozoides. Lúpulo y feliz jueves.

conderechoareplicamenorca@gmail.com