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¿Cómo están queridos lectores? Espero que tengan la melatonina y la serotonina en unos niveles adecuados teniendo en cuenta el trastorno afectivo estacional que padecemos, casi todos, cuando el calendario pone es sus hojas los meses de octubre y noviembre. Ya saben que la ansiedad es un animal muy chungo que muerde en el estomago con fiereza y saña y quitárselo de encima cuesta una vida. Somos una sociedad de agotados ansiosos que cada vez se exigen más y que cada vez se frustra más porque es imposible cumplir con esos niveles de exigencia.

Encima, en lugar de ir al meollo de la cuestión, nos distraemos con hormigas de trapo capitaneadas por líderes de audiencia que blanquean el fascismo apoyados en su club de pelotas a sueldo. Los que tienen programa en prime time llorando porque no se puede hablar libremente. ¡Madre mía!, que falta les hubiera hecho vivir en las oscuras dictaduras donde por un panfleto te arrancaban la vida. O ser rapero y acabar en la cárcel por ejercer tu libertad de expresión. A todos esos blanqueadores del fascismo barra explotadores barra neoliberales, barra clasistas de tomo y lomo les presento, pública y educadamente, mi más profundo desprecio. Somos antagónicos y completamente incompatibles como agua y aceite, como chuletón y vegano, como el día y la noche, como la nata y los pepinillos en vinagre, como Superman y la kriptonita, como el tabaco y los runners, como los torreznos y las dietas ayurvédicas, o como la paella y el chorizo.

Y como cada cual pone en el centro de la fotografía lo que considera más importante y este articulo, hasta que la Inteligencia Artificial me sustituya, los escribo yo de principio a fin -bueno alguna letra mete mi gato cuando golpea el teclado con la cola- vuelvo a escribir: ¡lo que está pasando en Palestina es un genocidio perpetrado por el sanguinario gobierno israelí. Y está pasando impunemente porque la comunidad internacional le apoya y se lo permite!. Algún día la Historia dirá la verdad y los que se pusieron del lado de los asesinos quedarán retratados. Y lo escribiremos cada semana mientras sigan asesinando niños.

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Ahora cogemos un avión desde Maó y volando unas doce horitas nos plantamos en Bangladesh. En el país asiático ya van más de once muertos en las protestas que los trabajadores del textil tienen contra los explotadores que les machacan. Mientras un trabajador bangladeshí cobre unos 80 euros al mes, el señor Amancio Ortega se embolsa unos 70 mil millones, la cosa está un poquito descompensada ¿no creen? ¿Y saben por qué la policía de Dacca les está apalizando y matando?, porque han parado las fabricas para pedir un sueldo de 205 euros al mes. Tendrán morro las currantes del país asiático de querer cobrar esa desorbitada cantidad, no hay derecho berberecho. Viva el señor Ortega, gracias a sus explotaditos yo tengo ropita barata. Y así amiguitos funciona el turbocapitalismo de nuestros colegas filantrópicos los neoliberales. Aplausos y reverencias por favor.

Ya ven, el sistema genera depresivos para vendernos millones de ansiolíticos y que los accionistas de las farmacéuticas se forren: El sistema genera guerras para que los accionistas armamentísticos se forren. El sistema fomenta la explotación que aumenta exponencialmente las diferencias entre ricos y pobres. Y aun así, pocos se cuestionan este sistema plagado de errores, prefieren ver hormigas de trapo y a «señoros» con mucho bótox diciendo gilipolleces. En fin, nosotros a lo nuestro, lúpulo y feliz jueves.

conderechoareplicamenorca@gmail.com