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Algunos ‘patriotas’ guardan en paraísos fiscales hasta 140.000 millones de euros, o lo que es lo mismo, el 10,6% del PIB, una cifra que debería de hacer enrojecer la cara de aquellos a los que les toca corregir esos desmanes fiscales, porque al final, esos millones no aportan nada al sostenimiento del país. En ese aspecto es como si no existieran.

Aquellos individuos, huérfanos de vergüenza que tienen parte de los muchos millones que les sobran en paraísos fiscales, son los que también van por la vida presumiendo de ‘patriotas’. El patriotismo, no consiste en llevar una banderita de España en la muñeca, el patriotismo tiene una exigencia fundamental a la hora obligada de ayudar al sostenimiento del país, con mayor motivo en aquellos que por la razón que sea, la vida ha sido generosa en su aspecto económico.

Respecto a las sociedades que tienen parte de sus beneficios en paraísos fiscales, deberían de estar sujetas al régimen tributario donde se han generado esos beneficios ¿Cómo es posible que los más ricos siempre encuentren la ‘gatera’ del escape fiscal, escurriéndose de sus obligaciones tributarias?

Pobre del pobre que es pobre, al pobre asalariado no se le consiente escurrir un solo céntimo en su declaración de Hacienda. Solo por eso, a quien corresponda, déjenme decirle que tiene la obligación y si no la tiene debería tenerla, de ser especialmente beligerante, pero haber llegado a 140.000 millones de euros evadidos en paraísos fiscales, demuestra la poca eficacia de las medidas que al respecto se puedan tener.

Me viene a la memoria lo de la Sra. de Pujol, a la que en Andorra la conocían como la «madre superiora» ¿Le ha pasado algo por eso? Pues mire usted, creo que no, ni a ella ni al clan de adinerados de su parentela, y si acaso, la justicia apenas les ha rozado, y eso que según lo publicado, llevaban a la banca andorrana, bolsas llenas de dinero.

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La evasión fiscal es uno de los caminos por donde 26 países dejan de ingresar impuestos, debido a las maniobras fiscales de las multinacionales, si no me equivoco, España ocupa el décimo lugar.
Me pregunto cómo en un tema tan grave las leyes son tan laxas, normativas tan vulnerables que permiten llegar a esas cifras tan indecorosas por un lado, y la presión asfixiante de Hacienda con el humilde asalariado que lo pasa amargamente para llegar a fin de mes, y que en sus ignorancias, ni de lejos es conocedor de los ‘enjuagues’ de los llamados paraísos fiscales, lo que sí conoce muy bien, es lo que la Hacienda pública le retiene de cada euro que gana, algunos subidos en un andamio capeando la inclemente meteorología, o el esforzado payés cuyas vacas tienen la costumbre de comer todos los días, sin importarles si ha sido un año seco, para terminar conviviendo con esa sinrazón que en algunos puntos de venta, cueste más caro un litro de agua que un litro de leche, o el pescador que sale con su barquita a desafiar al mar, quizá pronunciando una oración para sí mismo como aquel que dijo «acuérdate Señor que tu mar es inmenso pero mi barca es pequeña», y todo para que en su casa los suyos puedan comer.

El agravio comparativo entre los que defraudan a Hacienda y el asalariado que paga religiosamente lo que la Ley le impone, hace que la sociedad sea tan diferente, sin duda hay algunos que tienen la vergüenza en standby.

Lo que dijo Benjamín Franklin, ya no se parece en nada a la cruenta realidad «no hay nada más seguro en este mundo que la muerte y los impuestos», dijo. La muerte sigue siendo un hecho que no admite morosos, tengas los millones que tu desvergüenza y unas pobre leyes te permiten tener en paraísos fiscales, pero lo de los impuestos, algunos se las cuelan al Estado por la ‘gatera’ de la ingeniería fiscal, y para colmo, no les pasa nunca nada. De vivir Benjamín Franklin, tendría que hacer una obligada corrección de su frase, porque con los espabilados actuales, es completamente incorrecta.

En mi opinión, la ocultación de la riqueza, la evasión fiscal o el traslado de beneficios a paraísos fiscales, se generan como resultado de pésimas decisiones políticas como la amnistía fiscal que les premió, o lo que para el caso es lo mismo, por la imposibilidad de tomar decisiones políticas que acaben de una puñetera vez con una situación tan a las claras vergonzosa.

Desde la ignorancia, permítanme que me pregunte si todo el dinero que va a paraísos fiscales es trasladado como lo hacía la «madre superiora» a los bancos andorranos, o por el contrario, a ese turbio menester le ha llegado el progreso tecnológico.