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Día histórico. Parte oficial de este pasado jueves 16 de Noviembre: «Vencido y derrotado el ejército constitucional, las tropas separatistas aliadas con el populismo sanchista han conseguido sus últimos objetivos de deconstrucción de la nación española. Comienza la Resistencia».

Efectivamente, Puigdemont y Otegui junto al Partido Bolivariano y demás peseteros, han nombrado presidente del Gobierno a un tal Sánchez que les ha prometido construir el ya llamado Muro de Pedrín que separará    a España en dos mitades. Una habitada por quienes, progres derivados ya en venezolanos activos, pretenden imponer la amnistía para tergiversar la historia y, otra, por los expulsados de la alternancia en el poder a los que inevitablemente tratarán de ‘fachas’. Y todo porque quieren formar «un gobierno progresista»    ¡My good Lord!

Los demagogos prostituyen el significado de las palabras. Las ensucian, las prostituyen y las trastocan. Son los que las utilizan para acorazarse ante críticas adversas ya que les ayudan a camuflar sus delitos y sus verdaderas intenciones. Uno de los términos más explotados y gastados en la actualidad política es el de ‘progresismo’. Muchos estaremos de acuerdo en que el progreso es positivo porque favorece el bienestar social al mejorar las condiciones de vida del ciudadano. Pero esa intención se corrompe fácilmente cuando interfiere la explotación política. Y ahora mismo estamos asistiendo a una singular putrefacción del término ‘progresista’.

2 HACE UNOS días leí un artículo de Savater, el nuevo héroe de las ansias de libertad españolas, quien entre otras cosas se preguntaba «¿es progreso favorecer y realzar políticamente a partidos que pretenden despedazar la ciudadanía española que compartimos? ¿Es progreso organizar una maniobra política contra la unidad del país, que incluye traición de cargos públicos y malversación de fondos, y que tal infame manejo no tenga respuesta penal? ¿Es progreso que la lengua constitucionalmente oficial del país, la única así reconocida y además la tercera más hablada del mundo (por 500 millones de personas) no pueda emplearse en la escuela o las relaciones institucionales en gran parte de nuestro país? ¿Es progreso que se dicten leyes que penalizan los delitos de forma distinta según el sexo de quien los comete? ¿Es progreso considerar a los empresarios como enemigos del bien común y a la vez reclamar más y mejores empleos que deben crearse no se sabe por quién, cómo ni dónde?».   

Y este domingo seguía Savater: «si se les pregunta (a los abducidos por el sanchismo) por qué votan a Sánchez, dirán que es para que no llegue la derecha al poder y si inquirimos qué temen de la derecha aseguran que recortaría sus derechos. ¡Y por eso votan a quien se alía con los que recortan drásticamente la soberanía de los ciudadanos, con el que establece una fiscalidad desigual según no ya territorios sino afinidades ideológicas, el que permite que gobiernen quienes impiden que se estudie en castellano en buena parte del territorio nacional vulnerando los derechos de miles y miles de niños!».

Pero nada de eso importa porque lo único determinante para algunos es, efectivamente, evitar que la derecha gobierne España. Eso es the most important. Sí, nada importa el respeto a la norma constitucional que a todos nos ampara    y nos iguala ni a la imprescindible separación de poderes (esos checks and balances) sino solo evitar la alternancia. Poner la etiqueta de facha solo es una argucia de esos paniaguados constantes y descontrolados que no podrían ser clientes del Ramsés si el pueblo les arrebatase su sustento político. ¿Alguien    cree que en España hay más de doce millones de fachas?

2 Y TODA esa basura publicitaria se sirve envuelta en el celofán de «un gobierno progresista», esa maravillosa pócima ya caducada para incautos y desinformados. La única verdad es que un indigente intelectual que se ríe en público a carcajadas, nos va a llegar a complicar la vida porque no acepta que perdió las elecciones y que no todo vale para poder gobernar. Aliarse con toda la bisutería democrática es una insensatez en lugar de acordar un gobierno de coalición con el ganador de las elecciones, el PP. Un progreso prostituido no es sinónimo de mejoría de vida. Pueden considerarse progresistas pero empeorarlo todo. Por cierto, y lamento no ser original, a mí también me gusta la fruta.

Notas:

Noticias relacionadas

1- Muchas personalidades asistieron al acto de Iniciativa por Mahón del sábado 18 de Noviembre. Lleno absoluto.

2- No hay dudas sobre que el nombre del cartaginés Magón fue el germen del origen de Mahón.

3- El informe del catedrático Rodríguez Adrados (2006), el más prestigioso toponimista español, lo deja claro: solo    Mahó (en menorquín) y Mahón (en español) son los nombres históricos de la ciudad. Alterarlos significa atentar contra el Patrimonio Histórico y Cultural de Menorca, de España y de Europa.

4- Crisis bestial: La de la prensa escrita. Según la AMI, en 2007 el diario «El País» difundía 435.000 ejemplares. Ahora solo 55.324. Antes «El Mundo» difundía 336.286, ahora 35.309. Antes «ABC» difundía 228.158, ahora 38.391. «La Vanguardia» antes 213.413 y ahora 51.942 (sin descontar los ejemplares del órgano catalanista que ya no se vende en Menorca).

5- ¿Alejo Vidal-Quadras?

6- Algunos aseguran que la resistencia del pueblo español (¿Un nuevo motín de Aranjuez a la vista?) ante la amnistía sanchista recuerda hoy a la exhibida ante la felonía de Fernando VII para con los franceses (1808). Aquel vendió España a Napoleón y éste pretende hacerlo a un delincuente fugado al que se le pretende rehabilitar y perdonar por exclusiva conveniencia política.

7-    Ser progresista no es dar dinero a la gente sino ponerle las condiciones para que ellos mismos progresen.

8- Para partirse: quienes aborrecen a Trump votan aquí a Sánchez, el nuevo populista.