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En Orange, en el Estado de Florida, se ha elaborado un listado que parece surgido de una película de ciencia ficción. Son libros prohibidos. En pleno siglo XXI, los que «mandan» deciden qué obras podemos leer. Es una lista con más de seiscientos libros, entre los que encontramos «La casa de Bernarda Alba» de Federico García Lorca o «Madame Bovary» de Flaubert, por poner algunos ejemplos. Estoy sorprendida, disgustada, incrédula y a punto de sufrir un ataque de ira. Qué le pasa al mundo? Mientras a través de Internet, los jóvenes no dejan de visualizar contenidos Pornográficos, en Orange se hacen desaparecer grandes obras de la literatura porque «incentivan las conductas sexuales». Les puedo asegurar que ninguno de los libros prohibidos hace eso. Son obras de arte, historias magníficas que nos explican las complejidades del mundo y de los seres humanos. Nos estamos volviendo locos. Hace poco se intentó reescribir las obras de Roald Dahl porque alguien dijo que se saltaban los límites de lo políticamente correcto.

Por suerte hubo una reacción colectiva de rechazo que paró esa barbarie. Sin embargo, y por lo visto, nos encontraremos inmersos en un suma y sigue que puede tener consecuencias muy negativas. Por suerte la Biblioteca de Nueva York ha aclarado desde su página web que todo el mundo tiene derecho a leer libremente, y    que todos esos libros deben estar a disposición de sus posibles lectores. Algunos han olvidado que la literatura nos aporta una riqueza de puntos de vista increíble, nos permite observaciones y cuestionamientos de la realidad, nos incentiva a hacer un aprendizaje vital y recorrer grandes aventuras humanas. Lo peor que puede sucederle a una sociedad es que prohíba leer. Ese es el camino hacia un mundo sin criterio ni alegría. Si existenpersonas que coartan la libertad de los demás, censores injustos, amantes de las prohibiciones, no culpemos a los libros de su imbecilidad. Mientras haya un lector inquieto, existirá la esperanza de un mundo mejor.