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¿Cómo están queridos lectores? Yo un pelín nervioso porque llegan los Reyes Magos, mi noche favorita de estas fiestas. Puede parecer raro que un ateo, ideológicamente anarquista y con menos espiritualidad que un pato de goma, se lo pase bien y disfrute en familia con los únicos reyes buenos que ha dado la Historia.

Acepto mis contradicciones con naturalidad, sin embargo llevo peor las falsas contradicciones como las de los que vociferan ¡Libertad! con violencia, cuando en realidad lo que están exigiendo es su libertad para seguir explotando sin cortapisas. Y llevo aun peor que los currantes, ya sean de mil o de diez mil euros al mes, se crean que esos que gritan ¡Libertad! (carajo) van a trabajar por ellos, van a mejorar su vida y son buena gente que hará de este planeta una Tierra mejor. A unos los llevo mal por ingenuos y a los otros por psicópatas. Para mí los neoliberales barra fascistas son los que dejan morir ancianos en las residencias mientras reparten la pasta de todos nosotros entre familiares y amigos. Y lo dejo aquí que no me quiero calentar para centrarme en lo realmente importante después del punto y aparte.

Voy a desnudarme pública y emocionalmente, mi desnudo físico es una imagen que nos podemos ahorrar. Y lo voy  a hacer compartiendo con ustedes mi carta a los Reyes Magos, así que sin más preámbulos vayamos a ello:

Queridos Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar, os    mando, como siempre, un afectuoso saludo a los tres, especialmente a Baltasar, por la nueva ola de racismo que estamos sufriendo. Aunque es verdad que sois de los pocos inmigrantes a los que los fascistas barra neoliberales dan la bienvenida.

Empiezo repitiendo mi deseo de hace algunos años y subo la apuesta, ojalá Melchor que fueras gay, Gaspar transexual y Baltasar de padre vasco, madre catalana y un marxista convencido, y lo vuelvo a desear solo por las risas de ver como a más de uno le estallaría la cabeza, como en una explosión de mierda, al ver todos sus temores ideológicos juntos. Si además venís con pajes vestidos de morado en defensa del feminismo y con un ejército de pobres, destrozaríamos su misoginia y su clasismo en menos de lo que tarda Pablo Motos en sacar su machismo, o un francés con pasta en comprarse un predio en Menorca para convertirlo en un hotel rural con (maldito) encanto.

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Deseo también que le traigáis a Amancio Ortega una máquina para pagar impuestos como todo hijo de vecino, y así ya podríamos comprarnos nosotros las del cáncer, además de darle un sueldo digno a los niños que cosen ropa y a las dependientas que explota por todo el mundo.

También os pido una excelente cosecha de lúpulo y salud y larga vida para todos los maestros cerveceros, sin ellos y sus creaciones la vida sería mucho más gris, mucho más triste, mucho más insípida, un escenario hueco de sentimientos, un teatro de sombras como el de la caverna de Platón. El lúpulo trajo la luz, debemos cuidarlo.

Quiero también un Mazinger Z a escala real. Quiero que le quitéis el carnet de conducir a los que aprovechan las rotondas para adelantar. Quiero que cada vez que alguien tire algo a la Naturaleza le rebote en la cara y le desvié ligeramente el tabique nasal. Quiero que todo el mundo tenga un sueldo digno por su trabajo, pero si alguien decide dar su trabajo gratis, como un voluntariado, que nadie comercialice con él.

Sé que son muchas cosas, en realidad me conformo con las tres primeras, del resto ya hablaremos. Mucho lúpulo y feliz jueves-viernes.

conderechoareplicamenorca@gmail.com