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Ring... ring... ring...

- Hola, bon dia que Déu mos do, vostè dirà.

- ¿Qué dice, amigo? No entiendo nada. ¿No me reconoces?

-Claro, tu eres Johnny Pacheco, mi buen compadre Pacheco. Te hacía en la central de Amazon a cargo de la división de paquetería. Estabas ahí en diciembre. ¿Te acuerdas de la taza de la reina Leticia?

-Claro que sí, ¿cómo no me voy a acordar? Bueno, al final tuve un pequeño contratiempo. Me equivoqué con las etiquetas de envío en una remesa de diez mil paquetes de santa Claus y no veas la que se armó. Alguien tiene que ser la cabeza de turco, como ahora el Ábalos ese. Que, desde que estoy en Madrid, leo cada día el «ABC», «El Mundo» y «La Razón», porque para estar bien informado no hay nada como la pluralidad informativa.

-¿Cómo que estás en Madrid? Johnny, eres una caja de sorpresas. ¿No estarás de agente secreto en la embajada? Creo que la última vez me dijiste que preparabas oposiciones para entrar en la CIA.

- Y tanto, para agente secreto. El examen fue perfecto, pero firme con mi verdadero nombre y apellidos. Y aquí estoy, buscando curro. Pero ahora tengo un plan con el que me haré millonario. Mira, estando en Pensacola Bay vi en la KGTMBA-3, que emite en latino, una información sobre lo mal que anda Tele 5 en España desde que no salen las mama-chicho. Y me dije: Johnny, empresa en crisis: es tu oportunidad. Y aquí estoy para vender a la cadena unas ideas de programas que serán la bomba.

- Vaya, has despertado mi curiosidad. Cuenta, cuenta…

- Mira, el primero será «Caso casi cerrado». Pondremos una especie de jueza en el atril, ya he hablado con Ana María Polo y estaría encantada de dejar Maiami una temporada.

- Pero este programa ya está en antena, yo no me pierdo ninguno.

- Sí, pero en mi idea se perfecciona hasta límites insospechados. Además de Polo, habría un fiscal y un defensor. De fiscal tengo apalabrado a García-Castellón, y para la defensa he pensado en Carlos Lesmes. Los dos son de una probidad absoluta. El primer caso podría ser entre el demandante Ábalos y el demandado Koldo García. He pensado que otro podría ser entre Luis Bárcenas y Mariano Rajoy, sobre la caja B. ¿Qué te parecería un rifirrafe televisivo entre Juan Carlos I y la emérita reina Sofía? ¿O un duelo de responsabilidades entre el comisario Villarejo y el pequeño Nicolás?

- Sí, realmente sería la bomba. Pero veo dos problemas de fondo. El primero es que ellos no accederían a montar el espectáculo y que con García Castellón y Carlos Lesmes, a lo mejor en una temporada el caso no queda cerrado.

- Ay, amigo. Como decía Lope de Vega, poderoso caballero es don Dinero.

- Perdón, era Quevedo, don Francisco de Quevedo y Villegas, como nos decía don Luís Casasnovas en el instituto, aunque en realidad se llamaba Francisco Gómez de Quevedo y Santibáñez Villegas.

- Bueno, pues Quevedo. Que más da que sea blanco o negro, si el gato caza ratones. Para el caso es lo mismo. Y a lo segundo que dices, ya lo he pensado, por eso he cambiado el título para añadirle un adverbio de aproximación, casi. Por eso, Caso casi cerrado.

- Estás en todo, Pacheco. ¿Y qué otras propuestas les has vendido?

- Last dates. Última cita. Si ya sé que me dirás que parece una copia del exitoso First dates, donde la gente se desnuda moralmente en un ejercicio de superficialidad absoluta por un plato de lentejas que además han de pagar. Pero mi idea es darle la vuelta. La última cita sería con parejas a punto de la ruptura, ya en proceso de divorcio o separación, parejas al final del camino, con la condición que se saquen los ojos los unos a los otros y que si tiren los platos a la cabeza, literalmente, adverbio de modo.

- Bueno, esto último debe ser una figura retórica.

- Lo de los ojos sí, claro, però lo de los platos no. Ya que al final de la cena, consumada la ruptura, llegaría el fin de fiesta con la rotura de platos a la cabeza de la expareja. Nada de acuerdos amistosos y de no hemos dejado de ser amigos por el bien de los niños. En un programa así no se tiene que andar con chiquitas. Al final, los descontrayentes, parapetados detrás de las mesas de los demás comensales, se lanzan los platos que les va suministrando Sobera, y, si algún extra del programa acaba con un corte en la frente, se asume como daño colateral. ¿Te imaginas un Last Dates entre Shakira y Piqué? Ya me imagino un anuncio como: hoy, última cita con Johnny Depp y Amber Heard, o con Angelina Jolie y Brad Pitt. ¿Tú te podrías llegar a imaginar un último encuentro entre el torero y Belén Esteban? ¿Qué pagaría el espectador para presenciar un tête à tête entre Isabel Presley y Vargas Llosa?

- No es mala idea, la verdad. Pero has dicho tres.

- Claro, el último se llamaría Supervivientes.

- Lo sospechaba. Supongo que se trata de meter a la junta directiva del Barça en una isla desierta.

- ¡Qué va! Con mucho más morbo. Cogemos una isla pequeña, como la isla d’en Colom, y ahí metemos a Pablo Iglesias, Irene Montero, Iñigo Errejón, Alberto Garzón, Ada Colau, Yolanda Díaz, Enrique Santiago, Ione Belarra, Mónica García, Mónica Oltra, Ernest Urtasun, Marta Lois, Antonio Baños y Vicenç Marí y no pueden abandonar el peñasco hasta que no se pongan de acuerdo. A pan y agua, claro. Y sin libros.

- Así como los otros dos tendrán éxito asegurado, porque, aunque digamos lo contrario, a todos nos gusta ser espectadores de las miserias humanas, este lo veo muy elitista, solo apto para iniciados. Por desgracia, es un tema que no interesará a la mayoría. Creo que solo daría para un podcast. Pero bueno, Johnny. A ver que te dicen.

- Sí, a ver. Por cierto, si la cosa rula, ¿estarías dispuesto a llevar Supervivientes con Ana Rosa Quintana? Creo que lo harías bien. Oye, Bep, ¿estás ahí?