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¿Te has fijado? En las noticias, últimamente, se habla más de lo que se hace mal que de lo que se hace bien. Estamos normalizando el hecho de que se líe parda cada dos por tres sin ningún tipo de problema focalizando más el interés en el que roba, en el que extorsiona, en el que daña que en aquel que pasa desapercibido porque hace lo que debe y está a la altura de sus responsabilidades. Qué curioso, ¿no?

Cada vez consumo menos información porque es difícil encontrar una opción que sea imparcial y que no te atabale con algún interés de defender o defenestrar al que piensa lo contrario. Cada vez se tiende más a convencer que a informar y me gusta pensar que ni todos se equivocan ni todos tienen razón, ni todo lo contrario. Pero ciertos protagonistas les están poniendo la labor en bandeja porque cada vez hay menos señorío donde se supone que están sus señorías y cada vez hay menos respeto donde se supone que se debe respetar.

Lo triste es que esa crispación brutal que encontramos en la política nacional, por ejemplo, se traslada cada vez más al día a día del ciudadano, como si se blanqueara el griterío, el insulto o el ataque. Y se sobrepasan líneas rojas, verdes o amarillas, con tanta facilidad que es inversamente proporcional a la importancia de los temas que separan.

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Y nadie lo para. Y nadie tiene ni el más mínimo interés en pararlo. Porque ahora, por ejemplo, no es importante que uno robe y que, como mínimo le caiga la cara de vergüenza, ahora lo que cunde es acusar al que tienes delante de que hace lo mismo gritando más y más fuerte como si te cargase de razón. Y lo mismo pasa en una discusión banal que puedes encontrar en la calle. En la cola de una tienda, por ejemplo.

Está claro que desde este coto privado de ideas no se va a solucionar nada, ni tampoco lo pretendo, pero sí que me gustaría que tomásemos más conciencia de que los valores han perdido su valor y naufragan con tanta impunidad que deberíamos preocuparnos ni que fuera mínimamente.

Pero bueno, no todo son malas noticias. La Verdad está encantada, lleva ya un tiempo de vacaciones en un todo incluido con la tranquilidad de que nadie la necesita ni la llama. Porque hoy en día la verdad miente más de lo verdadera que es la mentira. Y no pasa nada.

dgelabertpetrus@gmail.com