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Las memorias de Lucía Rivera, recogidas en el libro Nada es lo que parece, han sacado a la luz situaciones, hasta ahora desconocidas sobre su pasado, que han puesto de manifiesto su mala relación con Eva González o los malos tratos que sufrió de sus dos primeras parejas. Además, uno de los puntos más destacados es el vínculo que tenía con su padre biológico, del que no ha hablado en profundidad hasta ahora.

Precisamente, uno de los 30 capítulos de este libro están destinados a este hombre. Realmente ella no lo conoció hasta que fue más mayor, ya que su madre, Blanca Romero, dio a luz sin que se supiera la identidad del padre. A los tres años de su nacimiento, su madre se casó con Cayetano Rivera y este adoptó a Lucía.

En el libro, Rivera explica que su padre biológico se puso en contacto con ellas cuando ella tenía 9 años. La petición la realizó a través de Facebook y allí el padre explicaba que el abuelo de la niña estaba a punto de morir y que este quería conocer a su nieta antes de irse y, de paso, él también quería verla. «A mí también me gustaría verla ¿Puedes preguntarle si quiere?». Al final el encuentro se produjo en su casa, donde se quedaría un par de días.

La expectativas de Lucía eran muy altas, pero tras unos días de planes y de pasar momentos buenos juntos, salió la verdadera versión del progenitor. Un día de rodaje bebió más de lo debido y tras gritar en el set, volvió a la casa y se encerró en el baño, del que no quería salir. Cuando su madre consiguió que saliera, lo echó. Tres meses después, explica Lucía, su madre recibió un burofax en el que ese hombre extorsionaba a su madre. «Mi padre no había venido a conocerme. El villano había venido a extorsionar a mi madre y a pedirle dinero a cambio de unos vídeos de cuando ella era una niña y mantenían relaciones sexuales», admite en el escrito.