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El presidente de Rusia, Vladimir Putin, es conocido entre otras cosas por su fama de hermetismo y obsesión por la seguridad, fruto de su pasado como espía de la KGB, el servicio de inteligencia de la extinta Unión Soviética.

Después de la invasión de Ucrania, los posibles riesgos para la seguridad del presidente ruso se han acrecentado, por lo que cada vez es más complicado acercarse a él. Un reportaje de la BBC recoge cómo ha aumentado su seguridad.

De la seguridad de Putin y su familia se encarga el Servicio de Seguridad Presidencial de Rusia, que depende del Servicio Federal de Protección de Rusia (FSO), que tiene su origen en la antigua KGB y que también protege a altos cargos como el primer ministro, Mikhail Mishustin.

Cuando acompañan a Putin, se despliegan en cuatro círculos. El círculo más cercano lo componen por sus guardaespaldas personales. El segundo círculo lo forman guardias que pasan desapercibidos entre el público. El tercero tiene como objetivo rodear el perímetro de la multitud, para que no entren sospechosos. Por último, el cuarto, son francotiradores situados en los techos de los edificios de la zona.

"A Putin no le gustan los helicópteros; se suele trasladar con una caravana masiva, con motociclistas, muchos coches grandes negros, camiones, etc. Para este tramo, se bloquea cualquier dron que pueda haber en el espacio aéreo y se detiene el tráfico", dice a la BBC Mark Galeotti, experto en seguridad rusa y director de Mayak Intelligence.

El Servicio de Seguridad Presidencial de Rusia cuenta con el apoyo de la 'Guardia Nacional de Rusia', también conocida como Rosgvardia, creada por Putin hace seis años y que para algunos analistas, se trataría de una especie de 'ejército personal' del presidente.

"Todos saben que son en gran medida guardaespaldas personales de Putin", dice Stephen Hall, académico experto en Rusia de la Universidad de Bath, en Reino Unido. "Y el presidente está muy protegido por ellos y por el resto de los servicios de seguridad", añade.

Viktor Zolotov, un antiguo guardaespaldas de Putin, es quien dirige la Guardia Nacional, cuerpo que tiene alrededor de 400.000 los efectivos. "Es un número enorme, las unidades de seguridad para presidentes como el de Estados Unidos no están ni cerca de esa cifra", dice Hall.

Miedo a ser envenenado

Uno de los principales temores de Putin es que algún enemigo pueda envenenarlo. Por eso, el presidente ruso cuenta con un catador personal que prueba todo lo que el mandatario va a comer.

"Es parte de un estilo que más se acerca a un monarca medieval que a un presidente moderno", dice Mark Galeotti. Además, cuando viaja fuera de Rusia, "se llevan toda la comida y bebida que él va a consumir. Así, por ejemplo, si hay un brindis oficial con champán, él toma de la botella que su equipo le trae, no de la del resto", explica este experto.

Sin móviles ni Internet

Otro de los rasgos de la paranoia de Putin es su rechazo a utilizar teléfono móvil, por temor a ser espiado a través del dispositivo. El propio dirigente lo ha reconocido. En una entrevista con la agencia estatal de noticias rusa TASS en 2020, lo admitió.

Además, Putin recela de Internet, de la que dice que es un "proyecto de la CIA". "Putin apenas usa Internet, es bien sabido que no le gustan los teléfonos. Y bueno, seamos honestos, desde el punto de vista de la seguridad, Putin tiene toda la razón. Los teléfonos inteligentes no son muy seguros", dice Galeotti.

En cambio, Putin utiliza documentos en papel. "Comienza su día con tres documentos informativos de seguridad. Uno es de lo que está pasando en el mundo, otro es de lo que está pasando en Rusia y, el tercero, es sobre lo que está sucediendo dentro de la élite", dice Galeotti.

"Para él, esta es la información más importante y la que va a definir su día. Recuerdo haber hablado con diplomáticos y personal del Ministerio de Relaciones Exteriores que me dijeron estar frustrados porque si ellos tienen una información que choca con la de sus servicios de inteligencia, Putin tenderá a asumir que sus espías tienen la razón y que los diplomáticos están equivocados", añade el experto.

Más aislado tras la pandemia

Además, la pandemia de coronavirus no ha hecho sino aumentar el aislamiento al que se somete Putin. Así, es obligatoria una cuarentena de dos semanas a cualquier persona que quiera verlo; todos los que le rodean se someten a un riguroso control médico, que incluye periódicos test PCR.

"Putin ha estado en gran medida aislado, particularmente en los últimos dos años con la pandemia, y lo que agrava es el hecho de que tiene muy pocas personas que realmente tienen acceso a él, lo que hace que sea muy difícil recopilar inteligencia en la que tienes fe y confianza", dice el general James Clapper, que supervisó la CIA, el FBI, la NSA y que fue uno de los principales asesores del presidente Barack Obama.

"Putin vive muy aislado. El círculo de personas que lo rodea ha disminuido drásticamente. Ya no viaja por el país y su aparición en eventos públicos es bastante inusual. Los guardias de seguridad son de las pocas personas con las que Putin tiene una relación personal", dice Galeotti.