Golfo de México. Quema controlada de crudo para reducir la intensidad de la catástrofe ecológica - Reuters

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La petrolera BP prepara un nuevo intento de contener el vertido de crudo en el golfo de México, que en todo caso sólo solucionaría parcialmente lo que la Casa Blanca considera ya "posiblemente el peor desastre ecológico" de la historia del país.

Tras el anuncio de la compañía responsable del vertido, BP, el sábado del fracaso del "top kill" -un intento de sofocar la fuga de crudo con una inyección de lodo pesado-, un sentimiento claro de decepción rodeaba ayer las declaraciones de las partes implicadas.

El Gobierno federal, BP y los estados afectados por la marea negra ya se plantean abiertamente que el derrame puede durar hasta agosto, cuando se completarán los dos pozos alternativos que se perforan en el suelo marino y que parecen ahora la única solución definitiva al problema.

En declaraciones al programa "Meet the Press", de la cadena de televisión NBC, la asesora de Energía y Medioambiente de la Casa Blanca, Carol Browner, opinó ayer que el derrame es "posiblemente el peor desastre ecológico que hayamos encarado en este país".

"Eso quiere decir que hay más petróleo que fluye al golfo de México que en ningún otro momento de nuestra historia. Y significa que hay más crudo vertido" que en el naufragio del petrolero Exxon Valdez en Alaska en 1989, agregó Browner. La asesora de la Casa Blanca para Medioambiente alertó de que es posible que el crudo siga manando hasta agosto, cuando se completarán los dos pozos alternativos que perfora BP.
El Gobierno, declaró, "está preparado para lo peor", la posibilidad de que no funcione ninguno de los métodos de contención que se plantean mientras tanto.

Después de que BP admitiera el fracaso de la inyección de lodo pesado, la compañía prepara ahora un nuevo método para contener el crudo. No obstante, ha advertido de que en cualquier caso no será una solución completa, sólo paliativa a la espera de que empiecen a funcionar los nuevos pozos.
La nueva estrategia prevé serrar, mediante submarinos robot, la tubería rota de la que mana el crudo y cubrir los restos con lo que es básicamente un gigantesco embudo, a través del cual se trasvasaría el petróleo a barcos en la superficie marina.