Imagen de archivo de una surfista. | Reuters

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La mujer que fue detenida en el verano de 2020 mientras practicaba surf en una playa de San Sebastián cuando supuestamente debería permanecer aislada en su domicilio, al estar presuntamente contagiada de covid-19, ha sido condenada este martes a una multa de 540 euros por desobediencia a la autoridad.

Inicialmente, la Fiscalía solicitaba una multa de 3.240 euros para esta joven aunque, durante la vista oral celebrada hoy en un juzgado donostiarra, ha accedido a rebajar su petición hasta los 540 euros, después de que la acusada haya reconocido los hechos y haya mostrado su conformidad con la condena, que ya es firme.

Según informó en su día el Departamento vasco de Seguridad, los hechos se produjeron el 7 de septiembre, cuando la mujer fue identificada a mediodía en la playa de la Zurriola haciendo surf, aunque supuestamente debería haber estado aislada en su domicilio al estar contagiada y con orden de permanecer aislada. Tras contrastar que efectivamente esta persona se había saltado el confinamiento, una dotación de la Ertzaintza acudió a la playa y conminó a la joven a que saliera del agua.

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No obstante ella hizo caso omiso a las indicaciones de los agentes, hasta que, una hora después acabó saliendo al arenal, donde le esperaban varios agentes uniformados y al menos cuatro policías provistos con buzos y material de protección para detenerla sin riesgo de contraer la enfermedad. Según recoge el escrito de acusación del Ministerio Público, al que ha tenido acceso EFE, los policías que acudieron a la playa requirieron a la procesada para que saliera del agua «en repetidas ocasiones» durante más de una hora.

El texto de la Fiscalía aclara que, a lo largo de este tiempo, «incluso uno de los socorristas» del arenal, «siguiendo las indicaciones de la Ertzaintza», se introdujo en el agua para «informar a la acusada» de que la Policía Vasca «la estaba esperando en la orilla».

Sin embargo, la mujer, «actuando con ánimo de atentar contra el principio de autoridad, hizo caso omiso de las ordenes que recibía de la Ertzaintza» y continuó «en el interior del agua», hasta que finalmente la abandonó «por el lado de la playa» más lejano a los agentes «con la finalidad de eludirlos», algo que no consiguió ya que finalmente fue «interceptada» por los ertzainas.

Con posterioridad, este incidente dio lugar a una agria polémica en las redes sociales donde una persona que grabó en vídeo todo este incidente fue objeto de amenazas, lo que dio lugar a la apertura de un segundo procedimiento judicial contra la surfista, que sin embargo fue archivado provisionalmente ante la imposibilidad de recabar diferentes datos de una red social.