La psicóloga Ángela Gual de Torrella aclara el significado de este fenómeno creciente en la sociedad actual. | P. Pellicer

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Lo proclamaba a voz en grito Freddy Mercury: ‘Demasiado amor te matará, tan seguro como nada en absoluto’. Este extracto de un tema de Queen encaja como un puzzle de esquinas colindantes con la sensación que experimentan las víctimas del love bombing, un tipo de maltrato psicológico que gana terreno en el mundo de las relaciones afectivas. Este fenómeno que subraya la dependencia marcando una delgada línea entre el cariño y la manipulación suelen infringirlo personas con patologías narcisistas. Hablamos con la psicóloga Ángela Gual sobre los límites de esta tóxica práctica.

Traducido del inglés como ‘bombardeo de amor’, este fenómeno se da al inicio de una relación, cuando una de las partes se ve colmada de afecto e intensas demostraciones de amor. Si bien esto es bastante común en el despertar del enamoramiento, en el caso que nos ocupa no se trata de una muestra real de afecto sino de una estrategia para ganarse la confianza del receptor y, llegado un punto, desvelar su auténtica naturaleza volviéndose más obsesivo y controlador.   

«El love bombing es una técnica utilizada por personas con determinados valores, hace sentir a la víctima extremadamente especial, indispensable y única. Las personas que utilizan esta técnica lo hacen de forma instrumental y no siguiendo su percepción afectiva, es decir, la usan para atrapar a la víctima en una trampa de dependencia. Cuando consiguen su fin tienen a su merced al otro, y en esta situación de desigualdad el manipulador puede jugar a alejarse o a maltratar a su víctima, ya que se siente fuerte y poderoso», expresa la psicóloga. Esta nociva práctica ensancha los límites del amor tóxico, conduciendo a la víctima hacia la inconsistencia y sometiéndola a un torbellino de dudas –un día se siente colmada de atenciones y al otro insignificante–.

Hashtag

En TikTok el hashtag ‘lovebombing’ cuenta con decenas de millones de visualizaciones, y aunque por ello tendamos a pensar que es un término propio de la generación millenial, en realidad fue acuñado en los ‘70, cuando una secta estadounidense conocida como Unification Church of the United States engatusaba a sus miembros a través de sobredosis de afecto. Décadas más tarde, la psicología comenzó a usarlo para describir las estrategias de manipulación utilizadas por determinados individuos que saben cómo atacar la parte más débil de su pareja.

Preguntamos a la experta cuál es el retrato robot de quienes ponen en liza el love bombing. «Normalmente son personas con escasa empatía e interés por los sentimientos de los demás, rasgos narcisistas y posiblemente antisociales». Este diagnóstico presenta un cuadro patológico que colinda peligrosamente con la frialdad del homicida. Sea como fuere, es un hecho que en no pocas ocasiones el love bombing culmina en malos tratos físicos. No es de extrañar, pues hablamos de «una forma deshonesta de divertirse que entretiene a personas con unos valores que trasgreden la ética».

Trastienda

Quizá sea el love bombing la trastienda oscura de la inclinación individualista que marca las relaciones del ser humano en la era digital. «Vivir a través de computadoras y no relacionándonos con personas fomenta desde luego valores como el egoísmo y el no ponerse en el lugar del otro, el no compartir ni ayudar al prójimo y solo pensar en uno mismo. Pero sobre todo, el no estar en contacto físico, la hiperconectividad a través de la red, que en consecuencia nos produce un aislamiento a nivel físico y de contacto emotivo, son devastadores para las relaciones humanas», expone la psicóloga. En el marco de una relación todos necesitamos ciertas dosis de validación y aprobación del otro para reforzar el vínculo. De ahí a caer en la manipulación solo hay un paso...