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Uno de los grandes misterios de la antigüedad es saber qué significado tenía la erección del crómlech más famoso del mundo, el del Stonehenge, en Inglaterra. Pero a muchos kilómetros de allí, otro hallazgo puede arrojar luz.

Tal y como recoge el Mirror, el descubrimiento, que se produjo justo al lado de la pequeña ciudad israelí de Atlit, fue explorado durante un documental del Smithsonian Channel.

El arqueólogo marítimo Ehud Galili realizó una inmersión de rutina a unos 400 metros de la costa en busca de restos de naufragios después de una fuerte tormenta. Pero se topó con un antiguo asentamiento hundido.

"Normalmente encontramos restos de naufragios como anclas, metal, clavos, todo tipo de artefactos. Pero mientras buceábamos aquí encontramos una pared". El muro alguna vez fue parte de una casa y, en cuestión de días, se encontraron más cimientos cerca.

También se encontraron esqueletos de las personas que alguna vez vivieron en aquel asentamiento, y Galili señaló que su equipo encontró alrededor de 15 casas familiares.

"Estimamos que la población era de 70 a 150 personas al mismo tiempo", dijo. "Encontramos paredes, viviendas, estructuras in situ tal como estaban. Poco a poco nos dimos cuenta de que es un sitio enorme, de 40.000 metros cuadrados".

La datación por radiocarbono reveló que el sitio tenía casi 9.000 años, lo que lo convierte en uno de los asentamientos humanos más antiguos de la Tierra.

¿Pero qué tiene esto que ver con Stonehenge? La respuesta es que en el centro del antiguo pueblo se encontraba una misteriosa estructura circular de piedra en condiciones casi perfectas.

Las piedras que forman parte de la estructura tenían marcas de copa talladas. Los investigadores creen que alguna vez sirvieron como soportes para tazas, lo que sugiere que el círculo de piedras pudo haber sido utilizado para algún tipo de ritual con agua.

En otra instalación encontrada dentro de las piedras, se observaron ranuras talladas en tres piedras ovaladas que forman figuras antropomorfas, potencialmente figuras de pequeños dioses.

Las coincidencias entre ambos círculos de piedras, el israelí y el inglés, pueden arrojar la clave para dar respuesta a una de las preguntas no contestadas más antiguas de la humanidad.