Balears encara la recta mitad del año en un contexto global que dificulta el sostenimiento de la senda de crecimiento y en el que, por tanto, cabe esperar que la economía balear vaya perdiendo progresivamente ritmo. Y es que, se prevé que la demanda interna continúe lastrada por el impacto de una inflación más persistente de lo esperado. A ello está contribuyendo tanto el repunte del precio del petróleo, que se ha encarecido más de un 15%, como el continuo incremento de los costes de financiación de familias y empresas. Además, la demanda externa ha empezado a dar señales de claro debilitamiento, ante la persistente inestabilidad geopolítica elevada y el rediseño de las áreas de influencia en lo político y en lo comercial. Más allá de Ucrania e Israel, el control de los recursos en el Ártico, la reconfiguración de la globalización, tal y como la hemos conocido hasta ahora, junto con el fin de las transferencias de tecnología de forma casi totalmente abierta están cambiando el atlas económico.
La desaceleración se impone
20/10/23 11:57
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