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Ya estamos inmersos en plena temporada de resultados empresariales y, aunque Wall Street da el pistoletazo de salida, en Europa ya se conocen algunos datos importantes. En unos casos, la respuesta del mercado ha sido muy buena (Louis Vuitton, L’Oréal, Danone o SAP), pero en otros ha habido cierto castigo (ASML, Kering o Roche). En cualquier caso, no dejan de ser reacciones a corto plazo y el mercado tendrá que analizar bien los informes, compararlos, valorarlos y hacer recálculos (hay casas de análisis que utilizan la Inteligencia Artificial para interpretar diferentes tonos en los mensajes de los informes de resultados, yendo más allá de los números).

Aquí hemos recalcado mucho que las temporadas de resultados son fundamentales para el medio plazo de las bolsas ya que en ellos, y en las previsiones lanzadas, ya se integran componentes que durante el resto del año provocan demasiados dolores de cabeza como la inflación, los tipos de interés o, desgraciadamente, las guerras.

Parecía que esta campaña el resultado sería malo: se castigaron las primeras presentaciones de la gran banca americana (menos decisiva para Europa) a pesar de ser positivas, y con más fuerza el sector de los semiconductores.

Éste es el sector estrella de la bolsa y coincidieron Taiwan Semiconductor, una de las más fuertes (y fuente de la «Guerra Fría» entre Estados Unidos y China por Taiwán) con la mencionada ASML (líder en la fabricación de equipos de litografía para fabricantes de chips) que siendo positivos, mostraron menores ventas a las esperadas. Tal vez el mercado interpretó enfriamiento de demanda (algo que viendo hacia dónde se dirige el mundo parece muy complicado) provocando fuertes caídas en el sector.
Este movimiento arrastró principalmente a Wall Street dejando casi indemne a las bolsas europeas, que siguen muy cerquita de máximos anuales, apoyándose principalmente en la banca, que está mostrando una gran fortaleza. Estos niveles, en algunos casos son históricos como el CAC (lastrada por Kering a pesar de los buenos resultados de su competidor Louis Vuitton) o el DAX (al que SAP ayuda mucho).
Mención especial para el FTSE británico que, a pesar de ser el patito feo de las bolsas europeas en los últimos dos años, todavía vive de rentas y estos días ha superado los máximos históricos (ese hito lo consiguió el día de San Jorge, patrón de Inglaterra).

Se trata de un índice diferente al resto: cotiza en otra moneda y tiene un peso alto en petróleo gracias a dos empresas consolidadas y de renombre como son Shell y British Petroleum. El sector es prácticamente ausente en el resto de Europa con la presencia de Repsol en el Ibex y poco más.
Quedan muchísimos resultados por conocer, de hecho entre el momento de escribir este artículo y su publicación habrán mostrado cuentas, entre otras, empresas tan contrastadas como Nestlé, Hermes, Astrazeneca, Airbus, Total, Porsche y Schneider con lo que la volatilidad puede volver al mercado en cualquier momento si es que se produce algún susto inesperado.

Pero el inversor no debe obviar que la inversión en bolsa requiere una visión a medio-largo plazo que permita digerir la evolución de los negocios reales de las empresas porque siempre acaban repercutiendo en su cotización, para bien o para mal.