No fue ni mucho fácil el regreso ‘en serio’ de Mito Bosch a una competición de nivel. El ciutadellenc durante la carrera llegó a plantearse abandonar, por los fuertes e inoportunos calambres que sufrió. | SISCU PONS

TW
0

«Experiencia brutal la que he vivido en la Trail dels Fars. Cruzar su meta ha sido de los mejores momentos de mi vida, como el del día que te casas o tienes un hijo. Me diréis exagerado pero lo digo sinceramente, será un día que recordaré muchos años». De esta manera tan sincera y llana el atleta Mito Bosch— uno de los mejores corredores que han dado Menorca y las Illes Balears– describía cómo se había sentido al finalizar la trail del pasado domingo en Ciutadella; su primer test serio como corredor tras su largo paréntesis después de haber sido un magnífico deportista entre los años 90 y principios de los 2000. Bosch, al que su trabajo como gerente de la empresa deportiva Elitechip le ha privado de poder ser partícipe de las decenas y decenas de carreras que ha organizado, admitía a «Es Diari» que el domingo, «tras un proceso de dos años, recuperé sensaciones, he podido hacer lo que realmente me gusta, que es meterme palizas por el Camí de Cavalls», exclamaba.

Cada paso por el arco del triunfo habilitado frente a la Piscina Municipal Tita Llorens de poniente fue una victoria en la Trail dels Fars. Sin embargo, para Mito Bosch, fue mucho más. «Prácticamente entré llorando porque me hacía mucha ilusión hacer una prueba tan exigente y, de hecho, casi me tuve que retirar por calambres, ya qué desde Ets Alocs tuve problemas», señalaba ayer, en casa y del todo recuperado tras esta tunda, casi dos décadas después de ser un notable federado. «Creo que iba muy bien, lo había entrenado y no soy propenso a calambres pero o no bebí bien en el primer tramo, o me puse demasiado nervioso», subrayaba. «El tema es que quería llegar como fuera y lo hice con un buen tiempo, recordando que hace poco más de un año y medio casi ni podía correr, y se me había pasado por la cabeza tirar la toalla. Pero dije que no, que seguía hasta conseguir ser de nuevo corredor», señalaba eufórico y recordando que viene de quitarse unos 20 kilos de encima.

‘Bienvenido’ coronavirus...

Bosch echa la mirada hacia atrás, después de «haber dejado casi completamente de ir a correr, pesando 90 y pico y notando que en mi vida faltaba cosa», detalla. «Y mira, de las cosas malas que tiene la covid-19, alguna de las pocas buenas ha sido que nos ha mostrado que hay cosas muy importantes en nuestras vidas y que son muy simples y nos las perdemos», reflexionaba. Así las cosas, el renacido atleta menorquín, el 29 de abril de 2020, cambió de chip. «Quería volver a sentir aquellas sensaciones que me hacían sentir libre, capaz de cualquier cosa, de luchar por un reto», abundaba Bosch, reconociendo en este diario que ha sido un camino «largo y tampoco ha sido fácil. Aún recuerdo días que iba a correr y no podía ni hacer un kilómetro seguido, con molestias en las rodillas e incluso llegué a pensar que tenía menisco o peor. Me hice amigo de la constancia y despacio he mejorado, hasta el punto que el domingo puede llegar a meta», se congratulaba.

Muy agradecido a todos los apoyos recibidos y al personal de su empresa Elitechip y de Biosport Menorca por poderse permitir el lujo de correr, Bosch, con infinidad de títulos de Menorca, de Balears, participaciones en Campeonatos de España y en muchas pruebas nacionales– tanto en cross como en asfalto–, insistió en el ‘subidón’ del momento de su llegada a meta, el domingo. «Fue la bomba final, la gente gritándome y animándome. Agradecido viendo que lo que es mi trabajo hace feliz a tanta gente, como a mí este día».