Feliz. Jorge Jiménez tuvo claro que quería vivir en Menorca - Javier

TW
0

Jorge Jiménez baja el telón. El ex base del Menorca Bàsquet, uno de los principales artífices del ascenso jamás disfrutado de la SAD, sobre todo con un rendimiento de ensueño en el play off, cuelga las deportivas y acaba la función. Al menos en las grandes ligas, asegura, abriendo la puerta al baloncesto amateur.

El madrileño, que únicamente estuvo una temporada en la Isla, ha decidido fijar aquí su residencia enamorado por todo lo que ha visto y convencido de que está en el lugar adecuado para empezar su nueva vida.

A los 31 años y tras jugar desde los cinco, el base se ha tomado un tiempo para desintoxicarse del baloncesto mientras se busca la vida, como uno más.¿De nuevo por Menorca?
Buscándome la vida. Ha finalizado mi etapa como jugador de baloncesto y quiero vivir aquí empezando una vida nueva desde cero. Estoy con muchas ganas y en el lugar donde quería.

A los 31 años, tras un ascenso a la ACB rayando a un gran nivel y sin equipo. Sorprende.
Es la crisis. Afecta a todos los sectores y no solo al deporte. Han desaparecido muchos equipos. Quizá ahora los clubes apuestan por jóvenes con proyección. El lado positivo es que lo dejo tras lograr un ascenso y jugando a un buen nivel. Mejor sabor, imposible.

¿Culpa de la crisis o también se ha saturado de baloncesto?
Un poco de las dos cosas. Todo lo que tengo y lo que soy como persona se lo debo en gran parte a este juego. No he hecho otra cosa en la vida. Tampoco tenía la motivación necesaria para seguir. Hay que decidir cuando se acaba aunque quizás también es algo obligado a pesar de que he rechazado algunas ofertas que tenía en el extranjero. Era el momento de cambiar de vida.

¿Qué propuestas manejaba?
Con el verano ya avanzado y teniendo la probabilidad de dejar el baloncesto como algo muy real llegó una oferta para jugar en Francia. Quizás si la propuesta hubiese sido al principio hubiera aceptado, pero la mentalidad ya era distinta. A final de verano me llegó una oferta para jugar en África pero no creo que el nivel que pueda haber ahí me seduzca, aunque el continente sí lo hace. No hubiese disfrutado y siempre ha sido la razón para jugar.

¿El ascenso y posterior desaparición del Menorca es el sabor más amargo de su carrera?
Es posible porque recuerdo la ilusión que había cuando acabó el partido en Melilla tras una temporada larga y dura. Además llegamos aquí y vimos como respondió la gente… Es muy triste ver como todo eso se viene abajo. No sólo por nosotros sino por la ciudad. Aquí el baloncesto ha significado mucho y es una pena.

¿Cómo ha vivido el fin del club?
Con mucha pena. Llegó un momento a principio de verano que se veía que no podríamos estar en ACB pero sí que pensamos que podríamos continuar en otra categoría. Es una lástima porque el deporte es muy importante en cualquier lugar y es una gran pérdida en todos los niveles. Es una noticia triste como otras tantas que estamos viviendo hoy en día.

¿Con qué recuerdo se queda?
El ascenso por encima de todo pero también fue especial el día a día nada más llegar, descubrir la Isla fuera del basquet, enamorarme de ella y decidir quedarme. Hubo un gran grupo de jugadores y entrenadores, el cariño de la gente que a día de hoy todavía recibe. La vida ni empieza ni termina con el baloncesto y si he sido muy feliz en una cancha estoy convencido de que también lo seré fuera, soy optimista.

¿Qué cantidad le adeuda la SAD?
Nada. Los que hemos jugado esta temporada hemos cobrado todo lo que debíamos cobrar, al menos te hablo a nivel personal. Quizás a jugadores que han estado otras temporadas sí que les deben pero a mí no. Tampoco hubo retrasos en las nóminas. Viendo equipos como el Basquet Mallorca que llevaban seis meses sin cobrar hay que decir que no tuvimos ningún problema. El vestuario estaba muy contento en este sentido.

¿Alguna vez fue consciente de que no habría próxima temporada?
Estábamos muy centrados porque el entrenador –Josep Maria Berrocal- nos exigía el máximo y no daba tiempo a pensar en el siguiente año. Ni oíamos ni veíamos nada de lo que ha pasado. Estábamos muy ilusionados con conseguir el ascenso, hicimos nuestro trabajo, lo demás era extradeportivo y no podíamos hacer nada. Nos marchamos con la cabeza bien alta porque logramos lo que nos habían pedido.

¿Quién tuvo la culpa?
He tenido mucho tiempo para pensar pero no soy el adecuado para contestar. No creo que haya ni uno ni dos ni tres culpables, ha sido más bien un cúmulo de errores y de situaciones. Gente que quizás se ha equivocado sin ninguna mala intención pero que ha provocado todo esto. No creo que sea culpa de una persona sino de mil cosas.

Algunos deportistas tienen terror a una pregunta. ¿Y ahora qué?
Yo también me la hice pero mi carácter no me permite ser negativo. Estuve dos semanas con algo de vértigo porque llevo desde los 5 años jugando pero me convencí de que algo va a salir. Soy un chico inquieto y sé que las oportunidades saldrán, hay que buscarlas, encontrarlas y aprovecharlas. En ello estoy, sin precipitarme y con calma. Me gustaría montar algún negocio pero sin prisas, confiado en lo que hago.

Habrá quien piense que está frivolizando, que no es un 'adiós' definitivo.
No vacilo, a día de hoy mis pensamientos están lejos del baloncesto. Ni siquiera he ido a hacer una pachanga con los amigos porque quiero desconectar totalmente. Lo necesito. Ahora quiero ambiciones de otro tipo. Está claro que nunca se puede decir que no pero a día de hoy lo veo prácticamente imposible.

¿Qué le haría volver?
Que me entre el gusanillo y, por supuesto, una propuesta interesante que me haga disfrutar del baloncesto como he hecho toda mi vida. Ahora mismo ni tengo ilusión ni ambición, están lejos y en otros temas.

¿Le atrae el baloncesto amateur?
Por supuesto. El gusanillo volverá. Sé que en unos meses voy a hacer algo en mi tiempo libre. Ya he hablado con gente y sé que jugaré un tiempo aunque sea a nivel amateur pero disfrutando que es mi principal motivación.

¿Por qué vivir en Menorca?
Tiene un encanto especial. El ritmo de vida va con mi carácter, he conocido a gente estupenda, las playas, la tranquilidad… Podría decir mil cosas pero es que me encuentro totalmente feliz aquí. Hay gente que se pasa toda la vida desubicada y yo he encontrado el sitio donde quiero estar. Me siento muy afortunado.

¿Qué consejo daría a alguien que quiere empezar lo que usted termina?
Que disfrute con lo que hace y que no se preocupe de nada más. En los malos momentos de juego que he tenido ha sido porque la cabeza no disfrutaba. El baloncesto es un juego en el que empiezas cuando eres pequeño y donde intentas mantener la ilusión toda tu carrera. Sin disfrutar es imposible llegar a lo más alto.

¿Cambiaría algo de su carrera?
Absolutamente nada. Me ha ido muy bien, me he sentido un privilegiado por poder vivir de este deporte tantos años que me ha permitido conocer ciudades y gente. He ido avanzando pasito a pasito y me he formado como persona. Estoy orgulloso de todo lo que he conseguido como jugador y como persona.

¿Ha sido la carrera soñada?
Nunca soñé en esto. Disfrutaba jugando cada año sin pensar más allá. A lo mejor esa falta de presión ha sido lo que me ha hecho ir tan bien. He disfrutado mucho y no cambiaría nada.