Barber posa con sus dos hijas; abajo, durante un partido reciente. | Javier Coll

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Paco Barber o el lujo de disfrutar impartiendo cátedra. Denominador común en la temporada de la renacida La Salle Mahón está siendo la exuberancia en juego y cifras del veterano ala-pívot formado en la factoría del Alcázar, determinante puntal del llamativo proyecto colegial en Primera Balear. Confirmada la suspensión de la F4 para proclamar al subcampeón autonómico, son tres los partidos que restan a la competición para alcanzar su final, los mismos que distancian a Barber de su retirada, que en la ocasión sí será definitiva. Su contribución al realce lasallista apaga con el epílogo de un curso del que se ha significado como una de sus más gratas sorpresas.

«La clave de mi rendimiento está en que disfruto jugando; siempre me ha gustado el basket, y de haber creído que no iba a disfrutar ni habría fichado por La Salle. Además, tengo unos compañeros fantásticos en el equipo, el ambiente es excelente... si uno disfruta haciendo algo, la edad no importa», explica Barber sobre como está viviendo un ejercicio cuanto menos atípico dadas las circunstancias.

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