Berto, que presiona al exsportinguista Iván Morales, fue el artífice material del triunfo - Kika Triay

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El Mercadal parece haber dado con la tecla que le lleva a coger carrerilla para engancharse a la liga de forma casi definitiva. El encuentro que realizaron los hombres de Lluís Vidal fue un ejercicio que demuestra que el colectivo rojiblanco está en franca progresión y que sabe superar rivales complejos como el San Rafael.

Cierto que la cita pudo adquirir otro cauce de no mediar la intervención de Óscar ante Adrián Ramos, pero tampoco hay que restar méritos al Mercadal que superado el cuarto de hora se hizo con el partido, abrió el marcador y se encontró con el mal oído del trencilla que mandó a la ducha al propio Adrián Ramos creyendo escuchar un insulto que no fue tal.

Tras el buen gol de Berto y con superioridad numérica, los locales no dejaron escapar la ocasión, no se precipitaron y en el ecuador de la segunda mitad resolvieron con un penalti dudoso del meta sobre Robert. Berto Vaquero no perdonó desde los once metros y el Mercadal sumó su segundo triunfo acompañado por la solidez defensiva, tercera jornada donde Óscar mantiene su meta a cero.

El equilibrio reinante de inicio pudo derivar en un mal trago para los de Vidal. Berto no acertó en la primera ocasión y luego, Óscar salvó el mano a mano a Adrián Ramos que salió en posición correcta (15'). A partir de aquí, el Mercadal intentó imponer su estilo ante el fútbol directo del San Rafael para lograr lo clave ante este tipo de rivales, marcar primero. El balón ganado por Joel acabó en un pase magistral de Calero a Berto que fusiló a Moro. De cara el partido para el Mercadal, los de Román se refugiaron en dos líneas de cuatro para ganar el descanso y reorganizar al equipo.

Tras pasar por vestuarios el Mercadal no se cebó buscando el 2-0. Dominó, tuvo tranquilidad y acciones para marcar. Calero remató al travesaño (56') antes de dar un respiro a los ibicencos que buscaron profundidad con Adri. El solitario tanto obligaba y la puntilla llegó con un penalti discutible que Bertó ejecutó para finiquitar una cita que el grupo de Vidal sacó adelante con notoriedad.