La nueva entrenadora de Ciutadella, Paula Comella, a la derecha de la imagen, en EEUU

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Cinco años se han cumplido ya desde que la talentosa tenista de Ciutadella, Paula Comella (1988), se marchara a los Estados Unidos para vivir el sueño americano, gracias a su deporte de la raqueta. La ciutadellenca fichaba el año 2015 por la Bowling Green, una reconocida universidad de Ohio, en la que ha jugado en la primera división universitaria estadounidense, hasta hace apenas unos meses. Ahora, cinco años más tarde desde que aterrizara en suelo norteamericano, Comella sigue en la misma universidad de Bowling Green State University aunque se ha convertido en la ‘Assistant Coach’ para el equipo, mientras se encuentra acabando un Máster de Administración y Dirección de Empresas (MBA).

Cuando «Es Diari» contactó este domingo con la nueva entrenadora asistente de Ciutadella, en los EEUU sobrepasaban ya la lamentable cifra de los 100.000 muertos por la covid-19. Sin embargo Comella, que vive en un pueblo universitario llamado Bowling Green (Ohio), iniciaba esta entrevista asegurando que donde reside ahora la situación está «bastante controlada. Pasaron todas las clases ‘online’ desde el 13 de marzo y desde ahí la mayoría de estudiantes se fueron a casa», señala. El campus esta «prácticamente vacío y el pueblo también, lo que favorece la situación», si bien es cierto que al principio «fue algo que me asustó un poco, lejos de casa. No tener a tu familia a tu lado en una situación así te hace preocuparte más y tanto mi familia como yo hemos seguido las medidas necesarias de sanidad y estoy contenta de que todos estamos bien».

En Ohio donde reside Paula Comella desde el 10 de marzo no pueden entrenar ni competir. «Han cerrado todas las instalaciones en la universidad y se ha cancelado la conferencia. Parece que aún no han tomado una decisión sobre el próximo semestre y como afectará pero de momento como mínimo estaremos hasta septiembre paradas», lamenta Comella, que cree que tanto en EEUU como en España «hay gente que sigue las normas y otra no. Hay cosas incontrolables pero otras que sí y es importante darse cuenta que esto afecta a mucha gente y hay que seguirlo».

Ya en el plano tenístico, la menorquina es feliz en Bowling Green, primero de jugadora y ahora de técnico. «La experiencia ha sido muy buena, he disfrutado mucho y me llevo muy buenos recuerdos con mi equipo, entrenadores y amigos», exclama, siendo lo más importante para ella «las semifinales del torneo de conferencia mi tercer año», en equipos. E individualmente, lograr el ‘Freshman of the year’ (Novata del año) «mi primera temporada», y estar en el ‘First-Team All-Mac’ cada año.

De su nueva tarea en la banda como asistenta técnica, dice que le está gustando «y creo que estoy ayudando al equipo con mi experiencia y ganas», dice, sin tener claro que pueda ser su profesión en el futuro, «pero por ahora lo estoy disfrutando. Creo que el ‘college’ tenis es muy diferente a ser entrenadora de un club; el entrenar a un equipo y todo lo que supone la liga universitaria es muy divertido», explica Comella, que de momento ni piensa en su regreso a España. «No lo sé, estoy intentando acabar el máster que me quedan un par de semestres más y después decidiré. Sí que es verdad que me gustaría vivir en un sitio al menos más cerca de mi casa en el futuro». El deporte universitario se ha puesto muy de moda, «hay muchos jugadores/as que se van a vivir a América y es una oportunidad muy buena, poder competir a un alto nivel en el deporte que te gusta y al mismo tiempo sacarte una carrera universitaria de manera gratuita, con una beca». Es algo que en España «no es posible y si tienes la oportunidad de hacerlo es una buena opción».

Finalmente, Comella habla del tenis de la Isla, en plena desescalada por la covid-19. «Veo que los clubs en Menorca van abriendo aunque sea con medidas de seguridad. Creo que tanto en el tenis como en cualquier otro sitio se tendrá que ir con mucho cuidado y seguir los pasos que tocan. Esta situación va a durar hasta que se encuentre una vacuna para el virus y habrá que vivir con ello. Lo más importante es que la gente haga lo que tiene que hacer para que al menos sea controlable».