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El luchador de kickboxing de Ciutadella, Frank Muñoz, logró pasar de ser flamante campeón del mundo de Superkombat el 2013, a ser apodado el nuevo ‘anti Jones’, tras pasarse a las Artes Marciales Mixtas y ser contratado por el gran Daniel Cormier. Paralelamente, el 2018 se graduó en Gestión Deportiva y Negocios por la Universidad de Amsterdam y empezó a trabajar como entrenador del departamento de kickboxing del Ayuntamiento de Amsterdam, donde da clases extra escolares de kickboxing en Primaria. Ahora, tras 15 años de luchador profesional, cansado y con la cabeza en la familia y su futuro como docente, ‘La Pantera de Menorca’ cuelga los guantes. Orgulloso, nos los cuenta en «Es Diari».

La gran pregunta, ¿por qué ahora la retirada? Una decisión meditada imagino...
—Es una decisión que llevo ya un año meditando, después de mi último combate en artes marciales mixtas, en Málaga. Fue un combate durísimo, la derrota fue muy dura e hice sufrir mucho a mi familia. Y después de 15 años, ya no estoy dispuesto a hacer el sacrificio necesario para llegar a la cima de las MMA. Mi prioridad ahora es mi familia, mis estudios, mi trabajo y pensar solo en mi futuro día a día fuera del deporte profesional, aunque sigo y seguiré entrenando deportes de contacto como Brazilian jiu jitsu (BJJ) y competir incluso pero solo por mí, como un reto personal de mejora y aprendizaje continuo.

Sea sincero, al pasarse a las Artes Marciales Mixtas, ¿esperaba crecer más?
—Sí, por supuesto. Mi meta era llegar a las grandes promociones pero no ha sido así. Lo intenté con todas mis fuerzas y, de hecho, los últimos tres años solo tenía eso en mi cabeza. Viajé a EEUU, Reino Unido, Suecia o Brasil, negociando con los mejores ‘managers’, haciendo ‘sparring’ con luchadores de UFC, hablando con promotores... He luchado dos veces, con una victoria por KO y una derrota por decisión de los jueces, así que ya con 37 años no tengo más tiempo que perder detrás de ese sueño. Por suerte he encontrado otras pasiones, como es el ser entrenador y transmitir mis conocimientos a los más jóvenes, que me llena de satisfacción. Y descubrir el BJJ en el que quiero llegar a ser cinturón negro.

Por cierto, el parón por la inoportuna covid-19 y su incertidumbre, ¿han pesado?
—No, la covid-19 no tiene nada que ver, simplemente sí es verdad que al tener más tiempo para meditar y reflexionar, pues ya puse una fecha en mi cabeza para mi retirada oficial, como ha sido mi 37 cumpleaños, rodeado de mi gente y donde todo empezó, en Ciutadella.

Bueno Frank, ¿han merecido la pena estos 15 años de ‘dar y recibir’? ¿Qué se lleva?
—Estos últimos 15 años han sido increíbles; por supuesto han merecido la pena, me han dado todo lo que soy y tengo hoy en día y viajar por todo el mundo literalmente. He estado en los cinco continentes, la posibilidad de aprender a hablar y escribir en dos idiomas perfectamente (holandés e inglés), poder completar mis estudios universitarios y formar un hogar en una gran ciudad como Amsterdam... Aquí vine en busca de un sueño en principio, solo a entrenar y competir hace doce años, pero se ha convertido en mi hogar.

Ser campeón del mundo de kickboxing en el año 2013, ¿qué supuso para usted?
— Supuso la culminación de un sueño que tantas veces se repetía en mi subconsciente y por el cual tanto había trabajado, además de las muestras de afecto y cariño, desde sobre todo Menorca. Eso perdurará para siempre y estaré eternamente agradecido.

¿Alguna ‘espinita’ clavada en este tiempo de profesional?
—Ninguna, me voy habiendo intentado todo, me he enfrentado contra los mejores luchadores que me han dejado, unas veces con victoria otras con derrota, pero siempre dando la cara, valiente e intrépido. Guste más o menos, eso nadie me lo puede negar, siempre de frente, siendo honesto en la vida y en el ‘ring’.

El futuro de Frank Muñoz ahora irá destinado a...
—A desaparecer por un tiempo de la luz pública, que sea difícil encontrarme. Estaré seguramente entrenando a personas para ayudar a conseguir sus sueños u objetivos individuales; o en las aulas en unos años, como profesor de educación física. Ese es mi próximo reto, licenciarme en INEF.

¿Acertó cree en su día dejando el kickboxing y pasando a las MMA? ¿Lo repetiría?
—Sí fue acertado pues de lo contrario haría ya muchos años que estaría retirado del kickboxing. Dese cuenta que mi último combate en esa especialidad fue hace casi cinco años. La MMA fue una motivación para alargar unos años mi carrera deportiva.

El mundo del boxeo, ¿en qué ha cambiado a aquel Frank Muñoz travieso de joven?
—No es que me haya cambiado pero sí me ha formado como persona, me ha dado una disciplina, unos valores como pasión: el sacrificio, estilo de vida sano, resilencia, a aprender a levantarme después de cada caída con más fuerza todavía. Todo eso y mucho más se lo debo a los deportes de contacto.

¿Cree que su camino ha ayudado en Menorca y en España a una mejor percepción del deporte de contacto?
—Sí ha ayudado y mucho. Me acuerdo que al principio tenía que explicar en cada entrevista que era ser luchador, incluso me miraba mal la gente en general, cuando decía que yo me dedicaba a luchar. Pero 15 años después, la gente cuando lo digo ya lo ven normal e incluso no se asocia con marginalidad o conflictos sino que me ven como un deportista más. Además, con el hecho de que he compaginado estudios universitarios con la práctica de la lucha, he roto muchos estereotipos de luchador, lo que ha ayudado a que en Menorca y España en general, los padres lleven a los gimnasios a sus hijos a practicar deportes de lucha, viendo los valores tan nobles que propagan.

¿Se ha sentido valorado y reconocido en su Ciutadella natal y en su país?
—Me he sentido muy valorado, en mi ciudad sobre todo, y en España, dentro del kickboxing también. Me acuerdo cuando fui campeón del mundo, pasé dos semanas en Ciutadella y no podía caminar más de dos metros sin que me parase gente desconocida que me felicitaba. Se alegraban sinceramente de mis éxitos pues se sentían representados por mí. No solo a mí sino también a mis padres los paraban por la calle. Hacerles sentir orgullosos de un hijo que apostó todo por un sueño que solo yo veía y que afortunadamente se hizo realidad...