El centro mantiene su actividad y su alumnado, de toda la Isla, que sigue fiel a Xalubinia | Josep Bagur Gomila

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El Centre Internacional d’Art i Gravat Xalubinia tiene nueva sede y se inaugurará el 3 de abril. Tras el desahucio comunicado por el Ayuntamiento de Alaior, la entidad ha dado un vuelco a su larga trayectoria y se ha instalado en un nuevo local, pero esta vez, en Maó.

Alaior pierde un centro de referencia con contrastada experiencia, Xalubinia, creado en 1991, en Granada, por Pere Pons y Ángel Ramazzi, y trasladado posteriormente a Menorca, en 2008, para darle continuidad con el Centre Internacional d’Art i Gravat Xalubinia.

Nueva vida

Descartadas las opciones que ofrecía el Ayuntamiento de Alaior —todas ellas insuficientes— para reubicar el centro, Xalubinia abrió miras. Fue así que encontraron un local en el Carrer Barcelona, 6 (frente al Verge del Toro), con una inversión propia y sin los materiales y maquinarias ni del Consell ni del Ayuntamiento de Alaior.

La directora de la entidad, Verónica Arellano, cuenta que el local «tiene una superficie similar, pero, por su distribución, ofrece más posibilidades y permite que vayamos hacia una mayor profesionalización». El cambio supone pasar de contar con una única sala, a disponer de un local distribuido en varios niveles, que cuenta con una zona de estudio, para fases de creación y clases más teóricas; espacios separados para barnices, biblioteca y sesiones con niños, taller de aguas y productos tóxicos, un taller para fabricación de papel, un sala para pintura, un almacén e incluso un laboratorio fotográfico. «La idea es que toda Menorca pueda aprovechar el centro», dice Arellano, quien ha contado para el traslado y la adecuación de los espacios, con la implicación, incluso, de los alumnos de sus talleres y también de su familia. «Todos me han ayudado mucho y esto es un orgullo».

También lo es para Pere Pons, quien ve que su «proyecto más personal» continua adelante. «Es una pena que nos vayamos de Alaior, pero me siento orgulloso por haber contribuido a recuperar un edificio histórico» y también por el hecho que «los diez últimos años, por Xalubinia hayan pasado unos seis mil chicos que ahora saben lo que es el grabado». Porque de eso se trata. «La cultura no es política y nos han utilizado para hacerla; nosotros queremos hacer cultura, compartir, enseñar y ayudar a los artistas que quieran entrar en el mundo del grabado». Algo que seguirán haciendo, asegura Pons, con «una compañera excelente (Arellano) y una de las mejores profesoras que he conocido».