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Tras los sobresaltos causados por un mismo caballo que, por dos veces, se desbocó, en la primera pasada por la Plaça Constitució e, instantes después, en la primera vuelta del jaleo, han surgido debates en las redes sociales y en el portal menorca.info acerca de la pericia de los caixers y la preparación de los propios caballos, así como sobre la masificación y el modo en que ésta desvirtúa la fiesta.

Sin pretender juzgar el caso concreto acaecido en el segundo jaleo de estas fiestas, «Es Diari» ha consultado con tres expertos en caballos, y todos ellos coinciden en que «no sucede más porque Dios no quiere». Y es que según apunta uno de ellos, muchas veces se forma un cóctel peligroso: «La inexperiencia del jinete y los de abajo bebidos; en realidad, el caballo es un ángel, su nobleza evita mucho».

Como señalan, «son muchas las cosas que pueden desbocar un caballo, como un tirón de riendas de la gente, combinado con que el caballo esté sensible de boca y quiera salir corriendo de allí para evitar dolor». Sin ir más lejos, «en Ferreries pillamos a uno pinchando a los caballos con un tenedor».

Igualmente, los tres expertos coinciden en que «más que caballos mal preparados, lo que hay son jinetes poco preparados, ir a caballo no es como ir en bici, requiere práctica, y eso no se consigue entrenando dos meses al año».

A pesar de todo, no se puede generalizar pues hay mucha gente ampliamente preparada, que conoce muy bien el caballo y las fiestas, pues están en el ADN menorquín.

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Otra cuestión de la que hablan algunos es sobre el posible estrés de los caballos, por la multitud y por el exceso de ruido. «Si el caballo está bien entrenado, no se estresa, se estresa el jinete, que se pone más tenso a la hora de entrar al jaleo, el caixer debe ser muy frío porque el caballo nota esos cambios y le puede afectar». Y añade otro, que «la música es lo que menos molesta al caballo». Recuerdan que estos animales participan en muchos espectáculos, a oscuras, con potentes focos, con sonorizaciones ruidosas, y que «si saben que eso no es peligroso, porque se lo has enseñado, van sin miedo», aseguran.

No obstante, sí que es cierto que uno de los consultados cree que la sonorización es algo excesiva, y que los cambios de ritmos bruscos pueden asustar al animal, aunque mínimamente. «Puede ocurrir, pero lo normal es que dé un paso a un lado o al otro, y que luego retome el rumbo».

Una cuestión a la que apuntan todos es que los últimos años «ha habido el boom del mundo del caballo, y ahora todo el mundo entiende de caballos. Y no es tan fácil», aseguran.

A todo esto hay que añadir que «mucha de la gente que está dentro del jaleo no sabe ni lo que es un caballo, y le dan la espalda y bailan y no se preocupan de nada». Así es fácil que haya accidentes y, reiteran, «no pasa ni la mitad de lo que podría suceder», y es gracias al propio caballo y su experiencia al moverse entre la gente.

En cualquier caso, y referente al caso ocurrido este año, los tres criadores señalan que debe prevalecer el «sentido común del jinete, si el caballo hace un amago, hay que retirarse antes que sea tarde», sin que eso guarde relación con la veteranía del caixer o del propio equino. Al fin y al cabo, «son animales».