Formación. Una treintena de músicos, dirigidos por Virginia Martínez, deleitó al público asistente - JAVIER

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Desde hace ya algunos años el "Dia de les Illes Balears" finaliza en Menorca con un concierto de música clásica. No se podía haber programado ningún acto mejor ni de más calidad. Además, la convocatoria de invitación a toda la población le está dando un carácter de manifestación cultural y de promoción de la afición musical.

Este año, como en anteriores, el Teatre Principal se llenó de público, procedente de varias poblaciones insulares. También como en los últimos años anteriores los asistentes pudieron disfrutar de la excelente interpretación de la Orquestra de Cambra Illa de Menorca, OCIM, que progresando ininterrumpidamente en su exigencia de calidad, constituye un referente muy destacado del nivel musical de la Isla.

El programa ofrecido estuvo acertadamente seleccionado en la inversión de las dos partes, y sus obras fueron muestrario del estilo impresionista francés, en sus dos representantes más característicos: Ravel y Debussy, del romanticismo wagneriano, y de la expresividad norteamericana.

La Orquesta, que, obedeciendo a la diversidad de direcciones, va ampliando su capacidad de asumir continuamente nuevas metas, ofreció versiones adecuadas y maduradas de las obras programadas.

Estuvo preciosista en la de "Alborada del Gracioso", de Maurice Ravel, muy equilibrada en sonoridad de la cuerda y delicada en el viento. Expresó con exquisitez de matiz romántico "Siegfried Ydil", de Richard Wagner. Se ajustó detalladamente a la sensibilidad del "Prélude à l´aprés midi d´un faune", en el arreglo orquestal elegido, e imprimió vivacidad de contrastes sonoros, y matización de ritmo a "An American in Paris", de Georg Gershwin.

Virginia Martínez dirigió con elegancia de gestos y detalle indicativo de ritmo y matización, imprimiendo a la orquesta el desarrollo sonoro y expresivo acorde con las obras programadas