José Fullana Pou. Militar retirado - Elena

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Autoficha
Me llamo José Fullana Pou y tengo 78 años. Nací y vivo en Es Castell. Estoy casado y tengo 2 hijas y 1 nieto. Fui militar hasta que me retiré con 57 años. Ahora me dedico a jugar al dominó, al tenis, a ir a andar, ver la televisión y a ayudar a mi mujer en los quehaceres de casa. Creo que, para sentirse en forma, no hay que dejar que te atrape el sofá.

Usted fue militar, ¿era una profesión que le venía de familia?

No, mi padre era albañil. Lo que pasa es que cuando yo tenía 19 años las cosas estaban muy mal en Menorca en cuanto a trabajo, no había mucha salida. Lo mío era la electrónica y entré a formar parte del Cuerpo de Especialistas, reparábamos material de artillería. Debo decir que siempre estuve destinado en la Isla y no tengo queja ninguna. Me gustaba mi trabajo y todo lo que tengo me lo dio el Ejército.

¿Cómo cree que ha evolucionado el Ejército en todos estos años?

Ha evolucionado mucho. Cuando yo ingresé, la disciplina era muy fuerte. Recuerdo que se necesitaban horas para ir a hablar con algún superior. Cuando me retiré, esa disciplina disminuyó de forma notable, el trato era mucho más democrático, lo cual fue bueno para todos. Creo que la disciplina es necesaria porque, si no existe, los ciudadanos se pasarían, aunque también hay que decir que puede tener un lado menos positivo.

¿Le parece bien que la mili ya no sea obligatoria?

Sí, creo que es mejor que se pueda elegir. Opino que el papel que el Ejército tiene hoy en día es correcto. Es necesario dados los acontecimientos que hay en el mundo y está formado por gente preparada.

Tiene 78 años y juega al tenis tres veces a la semana, ¿cuál es el secreto para estar en forma a su edad?

No dejar el deporte. El tenis me ayuda mucho y también voy a andar. Me gustaba tomarme un carajillo pero ya no puedo por la tensión; igual que el azúcar, que ya no puedo tomar tanto. Cuando tenía 48 años fumaba y tenía las pulsaciones muy bajas, me ahogaba. Ahora, con el deporte estoy muy bien y dejé de fumar.

¿Alguna anécdota en las pistas?

Recuerdo que fuimos a un campeonato de veteranos en Mallorca y me tocó contra uno muy bueno que medía 1,90. Nadie pensó que yo podría ganar. Nos pusimos a jugar y me ganaba 4-0. Me mentalicé y pensé "¿por qué no?". Le acabé ganando 7-5 6-1 y me tiré al suelo como Nadal. En otra ocasión jugué contra un jugador mucho más joven. Tuvo 8 bolas de partido pero, tras 3 horas y media, le gané. Al día siguiente leí en prensa: "La veteranía ha podido con la juventud".