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España tiene una tasa de desempleo que duplica el de países de su entorno, ese es el gran problema retratado por la Encuesta de Población Activa. En la comunidad balear, el paro se sitúa en el 22,23 por ciento, dos puntos por encima de la media nacional, en términos absolutos ha alcanzado un máximo histórico en el último trimestre del año pasado. La realidad del mercado laboral ya no permite retóricas de brotes verdes y apenas tolera predicciones optimistas ante los reiterados errores de los años precedentes. Ni plazos ni mensajes artificiales de ánimo, sólo vale una política firme y acertada, fe en la empresa y la colaboración entre los sectores público y privado. La batalla partidista, tan legítima y entretenida en ocasiones, no se entiende ante una situación que emite destellos de alarma y que exige el esfuerzo de cuantos tienen responsabilidades públicas. En ese contexto, el agitado debate que los miembros del Gobierno y dirigentes socialistas mantienen sobre el liderazgo de Zapatero suena a estrategia de distracción, un juego que atrae y que involucra espontáneamente a los medios. La prioridad es otra, combatir el paro reclama las energías del presidente, su equipo y la sociedad toda.