roberto sastre - JAVIER

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El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Maó ha aceptado algunas de las alegaciones presentadas por los empresarios en relación a las ordenanzas que regulan las terrazas así como el horario de apertura de los establecimientos de ocio. El pleno aprobó ayer el texto definitivo de estas normativas, que incluyen una ampliación del periodo del año en que bares y restaurantes pueden disponer, previa autorización expresa, de mesas en la calle hasta la una de la madrugada.

En atención a las propuestas presentadas por los colectivos que engloban a bares, restaurantes y cafeterías, y diversos particulares este periodo pasa a ser del 15 de marzo al 31 de octubre. El resto del año las terrazas podrán estar operativas, también con autorización expresa, hasta medianoche. Con carácter general, el horario de recogida se establece a las 22 horas.

Por contra, el equipo de gobierno rechaza las alegaciones presentadas por la Asociación de Empresarios de Salas de Fiesta, Discotecas y Similares de Balears, que reclamaba una ampliación horaria similar a la establecida para los locales del puerto y que por tanto las discotecas pudieran tener abierto más allá de las seis de la madrugada. Así las cosas, los bares y restaurantes comunes deberán cerrar a las tres de la madrugada los días laborales y a las cuatro los viernes, fines de semana y vísperas de festivos; los locales del puerto a las cuatro y a las cinco; y los locales de entretenimiento (que incluyen discotecas y desde ahora a salas de café-concierto) a las cinco y a las seis.

El teniente de alcalde Salvador Botella justificó esta negativa por la necesidad de garantizar el descanso de los ciudadanos. Consideró durante el pleno que de este modo, con las ampliaciones de horarios en el puerto y la nueva calificación de diversos establecimientos, "se gana en oferta lúdica y ésta se diversifica, dejando de estar concentrada en un solo sitio".

Responsables del exterior
El equipo de gobierno también ha aprobado medidas, algunas en sintonía con los empresarios, que pretenden mejorar la convivencia entre ocio nocturno y vecinos. Los propietarios de locales pasan a ser responsables de lo que suceda en su exterior, y se formaliza su necesaria colaboración con la Policía Local, para que no haya follón en sus inmediaciones. En el caso de las terrazas, el régimen sancionador pasa a incluir, dentro de las infracciones graves, la posible retirada de la licencia del establecimiento para evitar que el pago de multas se compense con la caja realizada. Además, el Consistorio podrá reducir horarios cuando se vulnere de forma manifiesta el descanso de los residentes.

Esta discrecionalidad conllevó las dudas del concejal del PSOE, Vicenç Tur, quien expresó otras dudas sobre el modo de aplicación del control en los exteriores o el incremento de las tasas de ocupación. Botella interpreta la discrecionalidad como la posibilidad de tener "manos libres" en caso de situaciones conflictivas y el incremento de las tasas como una manera de poner orden y adecuar el canon a los tiempos que corren, con una tarifa nocturna. También se incide en la persecución del "botellón", aunque el propio teniente de alcalde se mostró escéptico sobre la efectividad de esta pretensión.

Sobre la proliferación de terrazas en el municipio en los últimos meses, Tur cuestionó el libre albedrío, Botella dijo que sigue habiendo más peticiones que licencias y todo acabó en que el teniente de alcalde anunció que a partir del año que viene se podría introducir una especie de sistema de concurso cuando en un mismo espacio concurran varias solicitudes, para evitar controversias.

También se establecen los criterios para la autorización de las terrazas y para los permisos relativos a los conciertos en el exterior. En total fueron 16 las alegaciones presentadas a estas ordenanzas, algo que Botella calificó como loable ejercicio de participación ciudadana.