Playas. Es habitual que los aparcamientos de las playas se cierren por ocupar su máxima capacidad - Archivo

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El pasado 11 de agosto, por tercer año consecutivo, se batía nuevamente el récord de presión humana diaria, según se recoge en un estudio del OBSAM. Durante esa jornada coincidieron sobre los 700 kilómetros cuadrados de territorio 201.660 personas, superando por primera vez en la historia la barrera de los 200.000.

La punta máxima de 2011, alcanzada el 10 de agosto, se superó este año en 4.800 personas. Así, la sensación de que el pasado verano hubo más gente que en estíos anteriores se ve ahora refrendada por este estudio que cada año se realiza midiendo el número de personas que entran y salen diariamente de los puertos y el aeropuerto de la Isla.

Explican los autores del documento que las cifras que resultan del mismo ponen de manifiesto como cada año supone "un nuevo ciclo de población flotante muy regular, sobre una base de población permanente también muy regular". A falta de los datos de los últimos meses, ya se pueden avanzar algunas conclusiones.

Entre éstas, una de las más significativas podría ser el hecho de que cada año el mes de julio alcanza unos valores más altos, lo que se puede interpretar como una mejora del aprovechamiento turístico de la temporada alta: la diferencia con agosto es cada vez es menor.

Mayor presión humana
Por otra parte, el estudio también pone el acento en que la presión humana ha sido mayor a lo largo de todo los días del año en comparación con 2011. La media se sitúa aproximadamente en unas 4.000 personas más. No obstante, desde el OBSAM hacen hincapié en que el máximo histórico alcanzado el pasado mes de agosto no se debe solamente a la mayor llegada de turistas, sino también a una población permanente "que ha crecido de forma manifiesta".

Por el momento, el estudio, a la espera de ser completado con las cifras finales, ya sirve para avanzar una hipótesis que gira entorno al hecho de que "los residentes deben haber reducido sus estancias fuera de la Isla o la durada de las mismas", según explican.

En ese sentido, la coyuntura económica actual parece haber jugado un papel importante. Pero desde el OBSAM recuerdan que "los efectos de la crisis no son homogéneos", por lo que sería aconsejable profundizar más "para comprender mejor lo que está pasando a la economía menorquina en estos tiempos de cambio". Según la opinión de los responsables del estudio "parece evidente" que el producto turístico menorquín "es sólido" y que los puntos débiles provienen de otros ámbitos de la economía, como el financiero, el de la construcción o la disminución de la demanda entre los residentes.

Aeropuerto
En lo que se refiere estrictamente a la temporada turística, entre mayo y octubre, y tomando como base los números facilitados por AENA en el Aeropuerto, la tendencia es también de crecimiento en cuanto a número de visitantes. En el capítulo de turistas extranjeros, 2012 fue durante el citado periodo el tercer año consecutivo de crecimiento: 622.973 personas (32.618 más que en 2011). Aunque bien es verdad que se trata de una cifra muy lejana a las de principios de la década pasada, dado que en 2001 pasaron por el aeródromo menorquín 908.967 foráneos, 646.511 de ellos de nacionalidad británica.

Ya de vuelta a 2012, y en lo referente a l mercado nacional (incluidos residentes) la cifra de viajeros decreció la pasada temporada: 457.376 (unos 10.000 menos que en 2011). La buena noticia es que, al contrario de lo que ocurre con el mercado extranjero, las cifras han ido creciendo bastante desde 2001, cuando el número de llegadas nacionales se situó en 281.676.

El aumento de visitantes es un buen indicador en términos turísticos, pero tal y como recuerdan desde el OBSAM también está "la otra cara de la moneda". Y es que, por norma general, un mayor número de personas sobre la Isla supone un incremento en el consumo de recursos naturales y un mayor impacto sobre el territorio y el medio ambiente. En ese aspecto, recuerdan la importancia de la gestión que se realice de "los servicios ambientales, de las formas de absorción de los impactos y de las estrategias de conservación de los equilibrios naturales".