Campo. El sector pierde a marchas forzadas actividad y ve como las cabezas de ganado desaparecen - Gemma Andreu

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El campo menorquín pide auxilio. Se está quedando sin salidas y la nula viabilidad del sector se está cobrando nuevas víctimas. Dos fincas que se dedicaban a la producción de leche han echado el cerrojo estos días puesto que "no hay una proyección de futuro", señala el presidente de FAGME, Pau Bosch, y a lo que el secretario general de Unió de Pagesos, Manel Martí, añade que "los gastos superan a los beneficios y la situación es insostenible".

Lo que sorprende y desconcierta a las organizaciones agrarias es que estos cierres se produzcan en este momento y no al término de la temporada de producción láctea en agosto. Este hecho alerta al sector de que "la situación económica es cada vez más grave", apunta Martí, quien señala que sí que suele producirse algún cierre al concluir el periodo de producción.

Estas fincas han apostado por vender cabezas de ganado fuera de la Isla. El cierre supondrá la pérdida de entre 60 y 70 cabezas sobre una cabaña total menorquina que ronda las 10.000 reses, según cálculos de las organizaciones agrarias.

A estas dos explotaciones que han decidido concluir su actividad láctea hay que sumar otras dos que ya han anunciado que para agosto de este año no van contar con payés. Un payés se jubila y su puesto lo ocupará un compañero que deja una segunda finca. En el otro caso, el ganadero ha decidido abandonar el sector.

Esta situación no significa que las fincas se vayan a cerrar. Posiblemente el propietario busque alguna salida, no obstante, el futuro se debilita. Así lo afirma el presidente de la asociación FAGME, Pau Bosch, quien señala que "el sector lácteo está al borde de la quiebra" y advierte que "si los precios de la leche no repuntan ya, difícilmente vamos a remontar la situación".

Las organizaciones agrarias tienen su esperanza depositado en el acuerdo que se está labrando a nivel nacional y europeo para que los supermercados no vendan la leche por debajo del precio de producción. Piden a su vez que el coste se reparta a toda la cadena y que no solo lo tenga que asumir el sector agrario. Pau Bosch señala que la aspiración del campo menorquín es que la leche se pueda vender a partir de los 0,35 euros el litro cuando actualmente el precio base no supera los 0,31 euros, e incluso desciende hasta los 0,27 euros.

Pau Bosch alerta asimismo de que cuando finaliza el período de ordeño, el matadero recibe semanalmente unas 70 cabezas, que equivaldrían a una finca a la semana. "Si una vaca no cubre el coste de la alimentación y es la menos productiva de la finca, será la que primero va a eliminarse para reducir costes", agrega.

Por su parte, Martí resalta que las fincas no pueden hacer frente al "desorbitado" aumento de los costes de producción que no se equiparan a los precios que reciben por la venta de la leche. El secretario de Unió de Pagesos tiene claro que a pesar de que la actividad agraria es un sector claramente vocacional "si encontráramos trabajo en la ciudad muchos ya lo habríamos abandonado".

Esta situación que ilustran las organizaciones agrarias dista enormemente de los datos que se acaban de publicar sobre la evolución que ha registrado la cabaña ganadera de la Isla a través del Observatori Socioambiental de Menorca, con datos recogidos de la Consellería de Agricultura del Govern y su homónimo en el Consell. Estos datos señalan un incremento del número de reses en la mayoría de sectores de producción. Tanto Manel Martí como Pau Bosch advierten que no se ajustan a la realidad, probablemente por un error.