Antonio Espildora Lopezosa - A.E.L.

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Autoficha
Nací el 14 de abril de 1977 en Sabadell. Mis padres se trasladaron a Menorca cuando yo tenía solo cuatro años y, desde entonces, resido en la Isla. Estudié en el CP Mare de Déu del Carme de Maó. Vivo en Alaior con mi pareja y mis dos hijos, Pablo, de cinco años, y Alicia, de cinco meses. Trabajaba como carpintero, pero ahora estoy en el paro y planeo poner en marcha una empresa de exhibiciones de rapaces.


¿Cómo entró en contacto con el mundo de la cetrería?
Algunos de mis amigos se dedicaban a ello de forma profesional, haciendo volar halcones en el Aeropuerto. En el año 2000 me comencé a interesar por este mundo y ellos me enseñaron, ya que son maestros cetreros. Empecé volando halcones, estuve un año practicando hasta que me compre mi primera ave.

¿Era un halcón?
Sí, era un halcón sacre, una especie asiática, fácil de adiestrar y asequible. En su época, en 2001, me costó unos 600 euros y, en este sentido, cabe destacar que hay halcones que pueden llegar a valer 30.000 euros.

¿En que consiste el adiestramiento de este tipo de aves?
En primer lugar es importante subrayar la necesidad de informarse mucho antes de comprarse un ave. Yo leí muchísimos libros relacionados con la cetrería y pasé muchas horas en el campo aprendiendo de mis amigos. En lo que se refiere al adiestramiento, se trata de un arte milenario difícil de explicar en pocas palabras. Básicamente, la cetrería se basa en la paciencia, la constancia y la dedicación. Primero debes ganarte la confianza del ave y después jugar con el hambre, la luz y el trato. Hay que ser muy cortés con ellas.

¿Cuántas aves tiene actualmente?
Tengo una pareja de aguilillas de Harris, una especie propia de Sudamérica, muy fácil de adiestrar y muy dócil. La hembra se llama Menorca y el macho Alfonso. Además, tengo una lechuza que me ha llegado hace tan sólo una semana y la hemos llamado Garras.

¿Los tiene en casa?
Sí, vivo en el campo y las aves están en sus jaulas. Están muy bien cuidadas. Hay que tener en cuenta que es necesario tenerlas vigiladas durante la mayor parte del día, no las puedes dejar sin supervisión. Tienen que comer todos los días y, además, si están en fase de adiestramiento, deben volar también cada día. En este sentido, mi hijo me ayuda porque, aunque tiene sólo cinco años, ya hace volar a las aves y les da de comer.

Dice que tiene un proyecto en mente...
Sí, me gustaría poner en marcha una empresa de show de rapaces a través de la que poder llevar a cabo charlas educativas, demostraciones de vuelo libre, animaciones en fiestas patronales. Recientemente participé en el Mercado Medieval de Maó y fue muy gratificante. Además, me gustaría ofrecer un servicio de entrega de anillos en bodas, algo que ya se hace en la Península. Se trata en hacer volar el ave que porta los anillos desde la parte trasera de la iglesia y el novio, con un guante, la recibe y coge las arras.

¿En qué momento del proceso se encuentra?
Ahora estoy informándome sobre los requisitos que me piden y estudiando el mercado, para ver si mi proyecto es viable.